Descanse en paz
Mi madre, doña Consuelo Zaragoza Morado
-24/06/1931-22/07/2005-
(En la foto, con mi padre, don Constantino Vega Mendieta)
Mi amigo Jorge Manjarrez publicó hace unos días en El Norte de Monterrey y en Reforma este artículo. Me lo envió apenas y me gustó para compartirlo con ustedes.
Receta para el triunfo
por Jorge Manjarrez Rivera
Algunos analistas consideran que diversos acontecimientos políticos que se han suscitado recientemente en nuestro país como: la formación y evolución del grupo TUCOM, la absolución de Andrés Manuel López Obrador, los resultados de las campañas y jornadas electorales de Nayarit y del Estado de México, el acelere de precandidatos de todos los partidos y la decisión de Francisco Barrio de abandonar la contienda interna del PAN, entre otros, aportan valiosas experiencias de las cuales podemos formarnos una buena idea de qué esperar para las elecciones del 2006.
Derivado de esos acontecimientos y, en vista de la creciente euforia por servir a la comunidad, aunque sea como diputado local, quisiera presentarle al amable lector una guía o receta básica que podría serle de utilidad si acaso el líder de su partido, su familia política o un grupo de ciudadanos progresistas, tratan de convencerlo (a) de participar en una contienda electoral.
Primero. Asegúrese de tener dinero, mucho dinero. Esto es necesario para los anuncios panorámicos, prensa, radio, televisión, propaganda, compra de voluntades, estudios de opinión, movilizaciones y eventos artísticos entre otros. En política todo cuesta y cuesta caro. Aunque sea cierto lo que decía el profesor Hank González, "en la política lo que se puede comprar, es barato", acuérdese que todo es relativo; el triunfo no es barato, de serlo cualquier ganaría.
No se deje engañar por aquellos quienes le hablan de austeridad, transparencia y legalidad. Eso está muy bien para sus discursos pero la realidad es que a mayor gasto mayores son las probabilidades de triunfo.
Pero no se angustie, el dinero no tiene porque ser suyo y muchas facturas pueden pagarse en el futuro una vez alcanzado el puesto deseado. Tampoco se preocupe por saber de donde viene, usted quiere resultados, no necedades técnicas.
Para que haga un cálculo conservador del monto necesario le sugiero lo siguiente. Deje que sus asesores averigüen el monto del tope legal de su campaña, multiplíquelo por 10 y así tendrá una buena estimación de la suma requerida. Esos mismos asesores le dirán el procedimiento para que la cifra oficial de sus gastos sea igual, o ligeramente menor, al mencionado tope.
Segundo. Consiga un buen mercadólogo, de ser posible un encantador de serpientes. La gente está cansada de escuchar promesas de campaña que jamás son cumplidas y esto hace más difícil que le crean a usted las suyas. Pero no se desanime, recuerde que los mexicanos somos un pueblo de fe y para nosotros la esperanza nunca muere.
El pueblo le va a creer pero necesita transmitir confianza y credibilidad. Recuerde que la gente escucha lo que ve. Luzca bien, refleje seguridad. Diga lo que diga, asegúrese de que sus palabras suenen convincentes. Prepárese mentalmente, no deje que sus mentiras le provoquen sentimientos de culpa. No se preocupe de cómo cumplirá sus promesas. No se preocupe de que su imagen no tenga nada que ver con su esencia ni de que su esposa (o) e hijos, quienes lo conocen perfectamente, sepan que está mintiendo. La vergüenza será compensada con creces. Recuerde, el mundo, o en este caso el puesto, es de los audaces y a las palabras se las lleva el viento, al igual que a los Planes de Desarrollo.
Su campaña debe de ser como una buena película de ciencia-ficción en la cual todos saben que es mentira pero contiene elementos que la hacen creíble. Por ejemplo, si usted promete que acabará con la corrupción debe de proponer una serie de acciones concretas que hagan creíble su historia: informes financieros mensuales, mayor fiscalización y endurecimiento en las penas para los servidores públicos a quienes se les pruebe ser corruptos (recuerde siempre dejar una puerta abierta).
Tercero. Modernícese. Tenga a su disposición tecnología de punta: computadoras, medios de transporte aéreo, marítimo (en su caso) y terrestres, grabadoras, cámaras fotográficas y de video, impresoras, telepronters, etc. Utilice el internet y procúrese la mejor calidad en la producción de sus videos y propaganda en general.
Recurra a las encuestas y estudios de opinión. Mientras mejor conozca las preferencias del electorado, mejor y más precisas serán sus promesas. Usted no es usted en una campaña política, pero no se preocupe, ya tendrá tiempo de serlo (mínimo tres años, máximo seis, dependiendo del puesto). Tiene que decir lo que la gente quiere escuchar (recuerde, una buen historia de ficción, tiene que ser creíble).
Cuarto. Utilice a su partido, no deje que su partido lo utilice a usted. Todos, todos los partidos políticos están desprestigiados. La gente actualmente vota por las personas, por eso trate de mantenerse lo más alejado posible de colores, siglas y logotipos. Vístase de ciudadano y haga alianzas. Asegure el apoyo de las cúpulas políticas, religiosas y empresariales y mantenga buenas relaciones con los medios de comunicación. Es cierto que en la democracia se respeta la voluntad de la mayoría, pero es más cierto que ésta depende de la voluntad de la minoría. Por eso tampoco se preocupe por el alto abstencionismo, la elección se gana con votos pero el poder se ejerce con la minoría.
Quinto. No pierda nunca de vista que su objetivo es ganar por encima de todo y de todos: valores, principios, familia, vergüenza, pudor fobias, filias, usos y costumbres. Tenga la seguridad que si usted no toma esto en consideración, su contrincante lo hará.
Si usted sigue esta modesta receta, que no se derivan de la sabiduría si no de la acuciosa observación del devenir político en el país, tendrá grandes posibilidades de salir victorioso. Si considera que es difícil de aplicar, le sugiero que no le entre al juego electoral y mejor busque asesorar a algún candidato.
Ahora bien, si usted la considera falta de ética, moral y legalidad tiene razón. Dedíquese a otra cosa estoy seguro que con sus principios y valores obtendrá éxito en lo que emprenda.
Hace dos mil años los griegos pensaban que la política era una de las actividades más nobles a la que se podían dedicar ... y sigue siendo; desgraciadamente esos griegos ya descansan en paz en el monte del Olimpo. En la época moderna la visión ha cambiado, muchos ven a la política como un negocio, como una de las actividades más redituables a la que se pueden dedicar.
Las excepciones son cada vez más difíciles de encontrar. Y éstas no tienen nada que ver con la edad, el género, la posición económica o la experiencia política.
Yo en lo personal creo que una nueva generación de políticos se está gestando en este ambiente de descomposición social y que cuando se decidan a luchar por el poder, decir lo que piensan y hacer lo que dicen y cuando la ciudadanía valore más el fondo que la forma, los hechos que las palabras y el beneficio de todos tanto como el propio, entonces tendremos el gobierno que nos merecemos.
¿Ve como si somos un pueblo de fe?
Me entero por el blog del Tiburcio que Rodrigo Fresán, escritor argentino, autor de Mantra, Esperanto y La velocidad de las cosas (aquellos que no sepan quién es Fresán, pueden empezar aquí), tiene blog. Entro y me encuentro con que no lo escribe él sino alguien que suplanta su nombre. ¿Con qué objetivo? No se sabe. Quizá algún pasado de listo de los que nunca faltan y que gozan ver cómo engañan a los incautos.
El mismo Fresán se encargó de desmentir su incursión en la blogósfera, en una notita en Radar del diario Página 12:
No WebLog
Rodrigo Fresán comunica: "En respuesta a numerosos mensajes, aviso que un blog colgado en Internet bajo mi nombre no es de mi autoría ni tiene nada que ver conmigo lo que allí se escribe y se dice. No tengo blog ni lo quiero tener. De igual modo -y ante la aparición de otro Fresán que le pide explicaciones al responsable del engaño en la sección de comentarios de dicho blog-, advierto que tampoco he dejado ni dejaré mensaje alguno en éste o en ningún otro blog."
Los bulo-blogs son cosa vieja, con suplantaciones de famosos o no famosos ("El diario de una mujer gorda" es un clásico, al igual que el blog de Letizia Ortiz).
Lo interesante aquí es la velocidad y la intensidad del deslinde de Fresán. ¿Por qué algunos escritores "consagrados" le siguen temiendo al blog? ¿Porque quita mucho tiempo? No mamen.
Un día leí una entrevista con Juan García Ponce (quien padecía una enfermedad incurable que le impedía moverse; así se pasó más de 35 años), donde decía que le daban risa esos escritores que decían que se la pasaban escribiendo ocho o diez horas al día. Palabras más o menos, JGP decía que nadie podía pasarse escribiendo más de dos o tres horas diarias. Lo demás era pura presunción.
Y díganselo a él, que tenía todo el tiempo del mundo para escribir. Cada día , escribía dos horas, leía otras tantas, se echaba sus jaiboles, se dormía, volvía a leer y recibía a sus amigos.
Ahora, la otra cosa es desentrañar por qué hay personas que se hacen pasar por otros, sobre todo escritores, que no quieren tener blog. No sé, pero en una de ésas estaría bien hacer un blog pirata sobre los debrayes de Carlos Fuentes o las andanzas sexuales de Jorge Volpi.
(Mmmmmm, pensándolo bien, mejor no: qué pinche aburrición).