lunes, julio 18, 2005

Entiendan de una vez: Rodrigo Fresán no tiene blog

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Me entero por el blog del Tiburcio que Rodrigo Fresán, escritor argentino, autor de Mantra, Esperanto y La velocidad de las cosas (aquellos que no sepan quién es Fresán, pueden empezar aquí), tiene blog. Entro y me encuentro con que no lo escribe él sino alguien que suplanta su nombre. ¿Con qué objetivo? No se sabe. Quizá algún pasado de listo de los que nunca faltan y que gozan ver cómo engañan a los incautos.

El mismo Fresán se encargó de desmentir su incursión en la blogósfera, en una notita en Radar del diario Página 12:

No WebLog

Rodrigo Fresán comunica: "En respuesta a numerosos mensajes, aviso que un blog colgado en Internet bajo mi nombre no es de mi autoría ni tiene nada que ver conmigo lo que allí se escribe y se dice. No tengo blog ni lo quiero tener. De igual modo -y ante la aparición de otro Fresán que le pide explicaciones al responsable del engaño en la sección de comentarios de dicho blog-, advierto que tampoco he dejado ni dejaré mensaje alguno en éste o en ningún otro blog."

Los bulo-blogs son cosa vieja, con suplantaciones de famosos o no famosos ("El diario de una mujer gorda" es un clásico, al igual que el blog de Letizia Ortiz).

Lo interesante aquí es la velocidad y la intensidad del deslinde de Fresán. ¿Por qué algunos escritores "consagrados" le siguen temiendo al blog? ¿Porque quita mucho tiempo? No mamen.

Un día leí una entrevista con Juan García Ponce (quien padecía una enfermedad incurable que le impedía moverse; así se pasó más de 35 años), donde decía que le daban risa esos escritores que decían que se la pasaban escribiendo ocho o diez horas al día. Palabras más o menos, JGP decía que nadie podía pasarse escribiendo más de dos o tres horas diarias. Lo demás era pura presunción.

Y díganselo a él, que tenía todo el tiempo del mundo para escribir. Cada día , escribía dos horas, leía otras tantas, se echaba sus jaiboles, se dormía, volvía a leer y recibía a sus amigos.

Ahora, la otra cosa es desentrañar por qué hay personas que se hacen pasar por otros, sobre todo escritores, que no quieren tener blog. No sé, pero en una de ésas estaría bien hacer un blog pirata sobre los debrayes de Carlos Fuentes o las andanzas sexuales de Jorge Volpi.

(Mmmmmm, pensándolo bien, mejor no: qué pinche aburrición).