Pejolette
Ayer domingo atenté contra mi salud mental y mi integridad física: me la pasé todo el día acostado viendo la televisión. Pero es que había mucho que ver: los cinco episodios corriditos de Star Wars y el partido de México contra Brasil.
Cuando terminó la retransmisión del juego en la noche por canal 2 (sorry: confieso que no tengo Sky), le cambié al 13 porque no me gusta nada Big Brother y me encontré con que, por fin, Jolette tuvo un poquito de dignidad y salió por su propio pie de La Academia.
¿Qué quién es la tal Jolette? Una escuincla tapatía, de patas flacas, nalgas paradas y buena chiche, ojazos y cara de "bájame la quincena". Es decir, está buenona, pero no es para tanto. La razón de ser del "rialiti chou" es que la gente vote por el que cante mejor (es un decir), pero resulta que la Yolet (cuyo segundo nombre es Guadalupe y su apellido Hernández) no canta afinadamente ni un strike y el público la mantenía adentro porque gastaba sus morlacos en llamadas de apoyo a ella.
Según me he podido enterar, la tal Jolette es una fichita: respondona, altanera, güevona y cochina (una vez se orinó en el salón de clase). En otros tiempos, al segundo programa la hubieran sacado, pero parece que la gente votaba por ella más que por la Yeidckol Polenvski, y por eso la soportaban. A los maestros les sacó canas verdes y a los críticos les provocó cálculos biliares. Varias veces hizo como que se quería salir, pero no la dejaban porque con sus desplantes mantenia los ratings por las nubes. .
No obstante, al parecer ayer la Jolette se pasó de la raya. Uno de los críticos, el mamila del López Gavito, le dijo por enésima vez que cantaba de la rechifosca. Y le preguntó: "¿O estoy equivocado?" Y la nena le contestó: "Aich, la verdad es que ya me da flojera discutir contigo".
¡Toma chango tu banano!
Que se arma la de Dios es Cristo: a la Lolita Cortés (quien necesita urgentemente conocer, en el sentido bíblico de la expresión, a un hombre, o de a perdis comprarse un vibrador marca Relaxing para calmar su histeria) casi le da el soponcio. Que la regaña y que la Jolette le vuelve a contestar. Y que se levanta la mamá de la Jolette (que es igualita pero con 40 años y 40 kilos más que su hija) y le reclama a la Cortés, y entonces el melifluo maestro de canto pidió disculpas en nombre de la descerebrada alumneta e "invitó" a ésta a que se retirara de la Academia.
La Jolette todavía tuvo las agallas para agradecer el apoyo del público y decir que hubiera querido tener la oportunidad de despedirse interpretando bien una canción. Alan Tacher casi le arranca el micro, al que ya le habían quitado el sonido. La ninfeta, ataviada con una microfalda y botas dignas de Tatiana, se retiró sonriente y meneando su palmito.
¿Y a mí qué?, dirán aquellos que hayan llegado hasta aquí. Pues nada que hoy en la mañana, prendí la tele y vi el desmadre que se armó el domingo con el dichoso Metrobús de Insurgentes. Con total desfachatez, el Peje de Gobierno lo inauguró sin que estuviera terminado. Luego en el periódico leí que un reportero le dijo al Peje: "¿No le da vergüenza inaugurar algo así?" Y el Peje no dijo nada.
Más tarde, leo en La Jornada que el subcomediante Marcos rompió el silencio y nos recetó de nuevo uno de sus entretenidos comunicados, en el que compara el proyecto político del Peje con el de Carlos Salinas. Que le preguntan al Peje en su conferencia mañanera al respecto, ¿y qué dijo? ¡Nada! La semana pasada negó la escasez de agua en varias colonias de la ciudad, cuando los noticieros sacaban imágenes de la gente persiguiendo las pipas de agua.
Por eso me puse a pensar que el Peje es como la Jolette de la política. Hace las cosas con las patas y todavía quiere que le aplaudan. Hay que ver nomás el desmadre que se va a armar en la ciudad con su superidea del Metrobús. Es cierto: tiene unas cuantas cosas atractivas (lo de las pensiones para los viejitos, por ejemplo), pero eso no lo hace el más capaz para ser presidente. Varias veces lo quisieron sacar de la jugada y nomás por sus pistolas se quedó. Hace lo que quiere con las leyes y sigue arriba en las encuestas.
¿Qué hubiera pasado si la Jolette no se sale de La Academia, llega a la final y gana el concurso? Bueno, no hubiera pasado mucho, si acaso aguantarle uno o dos meses más de berridos hasta que la gente se aburriera y encontrara otro juguetito mediático para entretenerse
Pero la realidad real es más necia que un reality show. Por lo que me pregunto: ¿qué va a pasar si AMLO llega a la presidencia? ¿Va a inaugurar el tren bala hasta la frontera que anda prometiendo cuando apenas llegue a la caseta de Pachuca? ¿Se va a ir a vivir a Palacio Nacional con una hamaca para dormir y una cubeta para bañarse? ¿Va a inaugurar la Isla de los Niños en las Islas Marías con apenas una rueda de la fortuna y unos carritos chocones?
Vamos: si AMLO llega a la presidencia, ¿todavía tendremos país?
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