lunes, mayo 23, 2005

Guillermo Arriaga

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Arriaga y Kusturica en Cannes

A Guillermo Arriaga lo conocí en persona gracias a que es amigo de Mónica Lavín, quien hace unos años fue mi maestra de cuento en la SOGEM. Un día lo llevó a la clase para que platicara con nosotros. Además de su presencia, tiene una personalidad impresionante, algo arrogante, pero muy simpático. Llegó vestido con botas de casquillo, pantalón militar y un chaleco de cazador. En lugar de sentarse en una silla, se acostó (literalmente) encima del escritorio y desde ahí se la pasó tirándonos netas acerca de la vida y la literatura.

Recuerdo que habló de su pasión por Faulkner y Pío Baroja. Dijo: "Si no has leído a Faulkner, no te pasa nada, pero si lo lees te pasa todo".

En determinado momento, sintió que estábamos muy callados y dijo que ya era hora de encuerarnos. Que si alguna alumna se atrevía a desnudarse allí enfrente, él también lo hacía y luego todos tendríamos que hacerlo. Desde luego, nadie se encueró.

Nos contó cómo fue que hizo el guión de Amores perros, y que en cada contrato que firma pone una cláusula que dice que si la película está nominada al Oscar o a algún premio él tiene que ir a la ceremonia.

Luego le pedimos que nos autografiara sus libros. Yo ya los había leído y el que más me gustó fue El búfalo de la noche, que es una novela de iniciación de un adolescente con una vida sin rumbo en la ciudad de México, y que parece que ya andan en vías de filmarla.

Por eso me da gusto que haya ganado el premio al mejor guión en Cannes. Arriaga es de los pocos escritores mexicanos que ha podido destacar sin necesidad de deberle favores a las capillitas culturales, con base en su propio trabajo, sin dar concesiones y siendo fiel a sus propias obsesiones.
Enhorabuena, tocayo.