Canal 40
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No sé a ustedes, pero a mí desde el viernes ya no me dan ganas de encender la televisión cuando llego en la noche a casa. Ha desaparecido de las pantallas (y quién sabe si regrese) el único noticiero decente de la TV. Y cuando digo decente, me refiero a que era hecho por periodistas, que tenía la intención de informar y que respetaba en lo posible la inteligencia de su público.
Uno podía estar de acuerdo o no con los exabruptos histriónicos de Ciro Gómez Leyva, con la histeria y simplismo de David Páramo (vamos, hasta aguantarle sus peinados) o con las pontificaciones y los baños de pureza de Carlos Albert, o con las incisivivas groserías de Denise Maerker a sus entrevistados, pero lo cierto es que a diferencia de las otras opciones de noticias a las misma hora en la tele abierta, la de CNI era la más inteligente y profesional (sólo equiparable a la de Canal Once).
Cuando el Chiquihuitazo, me pareció necesario protestar contra un acto de barbarie proveniente de un gangster disfrazado de empresario como Ricardo Salinas Pliego.
Pero ahora me parece que es necesario protestar en contra de un pésimo empresario como Javier Moreno Valle, quien debido a sus malas decisiones empresariales ha dejado sin fuente de trabajo a 300 empleados y sin opción informativa a cientos de miles de telespectadores.
Lo que resulta más reprobable es que el señor Moreno Valle no se haya dignado a dar la cara en este conflicto, pues desde hace tres meses no se sabe nada de él, y que haya dejado que sus empleados más visibles como Ciro Gómez Leyva y Denise Maerker sean los que expliquen al público las razones de la debacle.
Por eso, como consumidor de la tele, exijo al señor Moreno Valle una explicación satisfactoria acerca del por qué dio al traste con el Canal 40.
Por otra parte, me parecen pocas satisfactorias las explicaciones que han dado Ciro y Denise en sus espacios periodísticos. Como que lo han tomado muy ligeramente, o ya estaban tan hartos que lo han visto como un alivio, y a otra cosa mariposa.
Estoy seguro que muchos trabajadores del canal seguían ahí por apoyo a ellos, esperanzados en que las cosas mejoraran. Desde luego, Ciro y Denise (y algunos otros) tenían los ingresos de sus otras chambas, pero la gran mayoría de los trabajadores sólo tenían lo del canal, y se la jugaron durante todos estos meses por ellos y por Moreno Valle.
¿A cambio de qué? Supuestamente, en apoyo al "proyecto". Y por eso aguantaron que les dejaran de pagar quién sabe cuántas quincenas, primero por la bronca con TV Azteca y luego por la falta de ingresos y las broncas con Hacienda.
Lógico: la gente tiene que ganar para vivir, no nada más se vive de ideales. Pero Ciro y Denise nomás dijeron: "Pues ya ni modo. Es una bronca entre particulares".
¿Cómo que "Ya ni modo"? A veces los idealismos se convierten en refugio del cinismo.
Lástima por los trabajadores y lástima por nosotros, los telespectadores.
No sé a ustedes, pero a mí desde el viernes ya no me dan ganas de encender la televisión cuando llego en la noche a casa. Ha desaparecido de las pantallas (y quién sabe si regrese) el único noticiero decente de la TV. Y cuando digo decente, me refiero a que era hecho por periodistas, que tenía la intención de informar y que respetaba en lo posible la inteligencia de su público.
Uno podía estar de acuerdo o no con los exabruptos histriónicos de Ciro Gómez Leyva, con la histeria y simplismo de David Páramo (vamos, hasta aguantarle sus peinados) o con las pontificaciones y los baños de pureza de Carlos Albert, o con las incisivivas groserías de Denise Maerker a sus entrevistados, pero lo cierto es que a diferencia de las otras opciones de noticias a las misma hora en la tele abierta, la de CNI era la más inteligente y profesional (sólo equiparable a la de Canal Once).
Cuando el Chiquihuitazo, me pareció necesario protestar contra un acto de barbarie proveniente de un gangster disfrazado de empresario como Ricardo Salinas Pliego.
Pero ahora me parece que es necesario protestar en contra de un pésimo empresario como Javier Moreno Valle, quien debido a sus malas decisiones empresariales ha dejado sin fuente de trabajo a 300 empleados y sin opción informativa a cientos de miles de telespectadores.
Lo que resulta más reprobable es que el señor Moreno Valle no se haya dignado a dar la cara en este conflicto, pues desde hace tres meses no se sabe nada de él, y que haya dejado que sus empleados más visibles como Ciro Gómez Leyva y Denise Maerker sean los que expliquen al público las razones de la debacle.
Por eso, como consumidor de la tele, exijo al señor Moreno Valle una explicación satisfactoria acerca del por qué dio al traste con el Canal 40.
Por otra parte, me parecen pocas satisfactorias las explicaciones que han dado Ciro y Denise en sus espacios periodísticos. Como que lo han tomado muy ligeramente, o ya estaban tan hartos que lo han visto como un alivio, y a otra cosa mariposa.
Estoy seguro que muchos trabajadores del canal seguían ahí por apoyo a ellos, esperanzados en que las cosas mejoraran. Desde luego, Ciro y Denise (y algunos otros) tenían los ingresos de sus otras chambas, pero la gran mayoría de los trabajadores sólo tenían lo del canal, y se la jugaron durante todos estos meses por ellos y por Moreno Valle.
¿A cambio de qué? Supuestamente, en apoyo al "proyecto". Y por eso aguantaron que les dejaran de pagar quién sabe cuántas quincenas, primero por la bronca con TV Azteca y luego por la falta de ingresos y las broncas con Hacienda.
Lógico: la gente tiene que ganar para vivir, no nada más se vive de ideales. Pero Ciro y Denise nomás dijeron: "Pues ya ni modo. Es una bronca entre particulares".
¿Cómo que "Ya ni modo"? A veces los idealismos se convierten en refugio del cinismo.
Lástima por los trabajadores y lástima por nosotros, los telespectadores.
1 Comments:
el contenido televisivo deja mucho que desear desde hace tiempo...pero esto no es culpa de las televisiones del todo, sino también del espectador y el tipo de contenido que consume el público!
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