sábado, abril 02, 2005

Lloramos por el Papa

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por Mario Jaime

Lloramos por el Papa
Lloramos por un viejo
Lloramos por la cruz sangrienta y madera podre
 
Pero no lloramos por la Diosa
Por los almendros esparcidos entre cardos
Los tiburones mutilados que expiran en el fondo
No lloramos al ver el aceite
botellas de cerveza insertas en gargantas de narvales
los cráneos esparcidos de las focas
los parásitos intestinales de los niños
el asfalto
padre de todas las desgracias
y el progreso y las tiendas y los tanques
 
Lloramos por el Papa
Por aquel que dice lo de una comunión con Dios
El que clama Trinidad y el cielo como realización del hombre
 
Aspiramos a los cielos (?)
Pero no aspiramos al sopor del río
Respiramos alquitrán y nicotina
Y no queremos ver las hachas en el bosque
Ni el manto púrpura de la mente enfebrecida
 
Lloramos por el Papa
Lloramos por un hombre que defendió los tres pilares del capitalismo
Por un hombre que bendijo a Reagan
Por un hombre que bendijo la propiedad individual
Y que usa reloj de oro
 
Pero no lloramos por Cecilia, violada por su padre
Ni por Estrella, prostituida desde los doce
Ni por el limosnero que bebe mertiolate
Ni por el niño que limpia tu parabrisas
Esos, esos son fantasmas, humo núbil de memoria fría
Mejor lloremos por el Papa
 
Lloramos por el Papa
Por el hombre que apareció en las corcholatas Coca Cola
Su imagen en Sabritas y que viaja sobre General Motors
Pobre hombre mediático, pobre viejo vicario de Cristo
 
Pero no lloramos por las rocas
Por lagartijas despanzurradas al centro
Por nuestras llagas miserables que atenazan la vista
Y obstruyen lágrimas al rechinido del mundo
Lloramos por el Papa
Por el hombre que condena el aborto
Y no lloramos por Ximena
Que murió en una clínica porque era ilegal comprar Mysoprostol
 
Lloramos por el hombre que condena los matrimonios gays
Que condena clonaciones y condones
Que condena la guerra pero bendice generales
Que condena el hambre pero bendice millonarios
Que condena la soberanía de pueblos oprimidos
Que condena
Que condena y viaja
Que condena y defeca en su trono teológico
Que condena la eutanasia pero calla cuando occidente bombardea
Que condena al transexual y calla pedofilia exquisita de su gente
Que condena
Que condena
Y le lloramos
 
Pero no condenamos al soldado
Ni al que fabrica los casquillos
Ni el tutelar destino negro destilando en los rincones
Atisbando desde espejos policromos a que aceche la distancia
Y nuestra risa
Nuestra muerte lenta de mediocridad y cobardía
 
Lloramos por el Papa
Por el Papa por el fauno por el Vicario cubierto con lajas de platino
Por la marioneta del dinero
Por el icono del mercado abierto
Lloramos
Lloramos mucho por la cruz de oro
Por el administrador de un banco que lava 55 millones de dólares
Pobre anciano
Pobre banco que quema sus registros cada diez años
Pobre idealista
Pobre defensor de los pobres
Lloremos por él y toda su santa iglesia
 
Lloramos sí,
Pero no lloramos por las cloacas
Por las reses colgantes de ganchos desde nubes
Los quijotes en la morgue
Eyaculaciones sopesadas en balanzas mudas
condición humana, malatía de inopia
jugo de temblores, sífilis de letra y mugre
 
Rezamos por el Papa
Por el viejo tembloroso, calavera escultural del populacho
Rezamos por su vida
Rezamos por su manto
Rezamos ante el crucifijo
Le pedimos perdón a la nada por pecar
Le pedimos perdón a un viejo lascivo
Rezamos
Rezamos
Rezamos
Y encendemos veladoras en las calles de la urbe
 
Pero no rezamos ante los nogales
No entramos al santuario de la selva a desnudarnos
A entregarnos a los dioses de pluma, pelo, garra y diente
No rezamos ante la mujer desnuda que nos da su vientre y nos da su beso
No rezamos por los mangles
Por los tigres, por los hongos azulitos y la tundra
No rezamos nunca
Nunca en el terreno sacro del coral y los erizos
Por el mar y por las aves, por las morsas y los hielos
No le pedimos perdón a la costa ni al monte
Por la marina y por la carretera
Se nos olvidó rezar ante libélulas de agua y las tarántulas divinas
Se nos olvidaron los templos amazónicos
Y las mariposas metálicas y la cascada lacandona y el poder de los volcanes
No rezamos
Y no pedimos perdón a lo sagrado
Perdón por los lagos del Anahuac
Perdón por la selva negra de Alemania
Perdón, oh, Diosa, perdón
Perdón por el tigre de Tasmania
Perdón por el hipopótamo del Nilo
Por el león mesopotámico
Por el cacto mexicano
Por el caracol del lago Dorjan
Por los orangutanes y los osos en el circo
Por los toros de lidia y por la deforestación empecinada
Por langotas vivas en  comederos japoneses
Perdón por los atolones de Bikini
Y su radiación ecléctica
Perdónanos, Diosa
Porque no encendemos veladoras sobre campos destetados
 
Pero no, eso no importa,
Importa el Papa y su designio
El humo blanco de la lepra
El pobre viejo
Lloremos
Lloremos
 
 
Todo lo que el ser humano añade a la naturaleza, está de más, incluido Él mismo.
 
MARIO JAIME

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Guillermo ¿qué? no se pero me late lo que escribes y me gusta un chingo tu blog y tus otros blogs y tus poemas y después del encuentro de Toluca te busqué en internet y encontré muchas cosas tuyas. Yo me llamo Coralie, son de padre francés y madre americana y como también me gustó mucho la poesía de tu amiga Lina Zerón y no sé dónde dejarle un mensaje, dile pues que una amgia de ella, supongo, que vive en Australia, me envió éste poema que Lina Zerón le pidió que criticara y como para mi está perfecto y debemos aprender de él las mujeres pues te lo copio. Es de Lina Zerón eh? no vayas a creer que es mío.

APOGEO

Mujeres:
Destruyamos los tabúes, etiquetas y modas.
Que desaparezcan los motivos del lobo
por comerse a caperucita antes de entrar al bosque.

Echemos a la basura los corsés que ocultan el vientre,
Brasieres de varilla y doble relleno
para levantar las uvas ya caídas.
Las pantys reforzadas que disimulan la piel de naranja,
Pantaletas violadoras de hilo dental.
Las incómodas y desechables pijamas sexis.

Destruyamos todo aquello que oculte, deforme o engañe.
No tratemos más de ser muñequitas de vitrina fina
Al diablo con las estilizadas piernas de la Barby
con el busto de montañas de cera de Lorena Herrera,
o las pestañas postizas de actrices de telenovela,
las cremas antiarrugas,
anticelulitis,
antienvejecimiento
antivida.

Al carajo con todo tipo de joyas que nos aten
sobre todo anillos de compromiso,
relicarios con fotos añejas,
medallones con iniciales de nombres propios.

Muera todo aquello que signifique propiedad de otro,
las ideas conservadoras y moralistas de las abuelas,
la inseguridad de estar solas,
el miedo a ser nosotras mismas.

De Lina Zerón

5:40 p.m.  

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