La vida no tiene nada de breve
por Ana Luisa Calvillo.
Hay muchos cuentos y cuentistas jóvenes en México. Cualquiera tiene historias y cualquiera podría escribir un cuento. La diferencia, entre la multitud de textos, es la permanencia y su universo interno. Guillermo Vega es una honrosa excepción: en Antología de lo indecible ha escrito, verdaderamente, señores cuentos. Sus historias son definitivas, breves, y respiran en medio de una simplicidad aparente cuando por dentro están gritando un todo universal.
Dice el cuentista Samperio que Vega Zaragoza posee el talento de la exactitud narrativa y que el autor es una revelación. Esto es cierto, y lo comprueba uno como lector al enfrentarse a la primera historia, "El verdadero infierno de Dante" y a la segunda "De fornicationis angelorum", donde el narrador nos obliga a cuestionarnos aquello que jamás habríamos imaginado: ¿qué le dijo el demonio a Dante al oído, que terminó trastornándolo?, o ¿cómo se puede hacer el amor con un ángel verdadero que tiene alas y todo? El autor sugiere destinos, plantea posibilidades, pero no nos entrega todas las respuestas. A nosotros nos corresponde pensar y resolver el futuro de los personajes y regresar al cuento, pero lo interesante es que ninguna de sus historias son un acertijo: ahí están las realidades. Es como si nos tomaran delicadamente por los hombros y nos invitaran a la contemplación, lo cual seguramente proviene de la vena poética del autor, ya que también ha escrito los libros de poesía Preñar el silencio, Espejo infinito y recientemente Desde la Patria del insomnio.
En los cuentos de esta Antología hay variedad de estructuras: cada una es un riesgo que tensa al lenguaje en sus infinitas posibilidades. Por ejemplo, "Ariadna en el laberinto", adquiere una velocidad aparte al escribirlo a base de comas y omitiendo cualquier punto y seguido, con la misma intensidad con que la mujer torera, personaje protagonista, vive y sufre su oficio. Por otro lado, impresiona gratamente el cuento "Asunto de familia": está construido a base de dieciséis capítulos cuya extensión es de un solo párrafo. Es un cuento totalmente cinematográfico que se lee como una película completa, quizá en formato de dieciséis milímetros. Debo decir que ésta fue la historia que más me gustó por todo lo que revela: por qué murió la abuela, quién tuvo la culpa, por qué tronó la familia. Y también, por su hechura exacta: son párrafos redondos que narran todo, lo suficiente para que uno siga metido sin pestañear en la película, y los rasgos indispensables para conocer el conflicto y la psicología de los personajes. Lograr esta precisión no es cosa menor, no cualquiera lo hace. Además de la satisfacción que provoca conocer una vida ajena como si fuera la propia, al leer estos cuentos, llega uno a preguntarse, con sana inquietud, cuántas noches dedicó Guillermo a pulir el lenguaje de esta historia, cuántas horas poniendo cada palabra en su sitio y desechando otras aunque fueran muy bonitas. Este cuento tiene sólo las palabras que debía tener: ésa es la paciencia del artista, el amor por su oficio, la tranquilidad de la tormenta.
Los personajes de Guillermo Vega son impredecibles: una prostituta tiene un ataque de celos, una mujer en crisis busca la salvación en los brazos de un hombre en crisis, y el hombre perfecto de otro cuento se planta en un lugar donde no tenía nada que hacer pero acaba enfrentando toda suerte de desencuentros propios y ajenos. A estos seres los arrastran las circunstancias, los azotan, los tuercen; son personas echadas a la vida, dejadas al garete del dolor y del desamor y de la infidelidad. Porque a muchos personajes de este libro los trae heridos el asunto de la infidelidad.
Y sin embargo, no son historias que pretendan conmover, ni siquiera dramatizar. Los personajes son jocosos, tienen sentido del humor, jamás se paralizan, y de todo eso da cuenta la historia "In memoriam", en donde el autor recurre a las técnicas periodísticas para decir de otro modo la tragedia hasta volverla una comedia. Esas técnicas, también características del autor por su condición de periodista, se desenvuelven certeramente en el cuento "Mi vecina de abajo", donde a través de una "falsa semblanza periodística" nos revela una verdadera historia literaria de una mujer viuda, que arrastra su dolor y su rabia de viuda.
Son catorce cuentos los que incluye este volumen, y cada uno da para reflexionar sobre los personajes, el conflicto que viven y el modo y la forma en que fueron escritos. Pero ya le tocará a los lectores emprender su propio viaje: hay noches de copas, playas, líos intrafamiliares, muertos, vivos, mujeres divinas y prostitutas abusivas, estudiantes, ejecutivos, ricos y pobres, hombres sementales y hombres "mal cogidos", y hasta historias de espantos. Muchas resonancias vitales metidas en una caja de cuentos breves, en un libro breve que invita a seguir leyendo o a leer otra vez.
Resta decir que el conjunto no da concesiones: es la vida narrada como viene, es la diversidad de miradas, voces y formas, y es la belleza de un lenguaje literario que aunque joven ya tiene madurez, y que merece el reconocimiento como una de las mejores voces del cuento mexicano.
Festival de la Palabra
24 de Abril de 2005
Hay muchos cuentos y cuentistas jóvenes en México. Cualquiera tiene historias y cualquiera podría escribir un cuento. La diferencia, entre la multitud de textos, es la permanencia y su universo interno. Guillermo Vega es una honrosa excepción: en Antología de lo indecible ha escrito, verdaderamente, señores cuentos. Sus historias son definitivas, breves, y respiran en medio de una simplicidad aparente cuando por dentro están gritando un todo universal.
Dice el cuentista Samperio que Vega Zaragoza posee el talento de la exactitud narrativa y que el autor es una revelación. Esto es cierto, y lo comprueba uno como lector al enfrentarse a la primera historia, "El verdadero infierno de Dante" y a la segunda "De fornicationis angelorum", donde el narrador nos obliga a cuestionarnos aquello que jamás habríamos imaginado: ¿qué le dijo el demonio a Dante al oído, que terminó trastornándolo?, o ¿cómo se puede hacer el amor con un ángel verdadero que tiene alas y todo? El autor sugiere destinos, plantea posibilidades, pero no nos entrega todas las respuestas. A nosotros nos corresponde pensar y resolver el futuro de los personajes y regresar al cuento, pero lo interesante es que ninguna de sus historias son un acertijo: ahí están las realidades. Es como si nos tomaran delicadamente por los hombros y nos invitaran a la contemplación, lo cual seguramente proviene de la vena poética del autor, ya que también ha escrito los libros de poesía Preñar el silencio, Espejo infinito y recientemente Desde la Patria del insomnio.
En los cuentos de esta Antología hay variedad de estructuras: cada una es un riesgo que tensa al lenguaje en sus infinitas posibilidades. Por ejemplo, "Ariadna en el laberinto", adquiere una velocidad aparte al escribirlo a base de comas y omitiendo cualquier punto y seguido, con la misma intensidad con que la mujer torera, personaje protagonista, vive y sufre su oficio. Por otro lado, impresiona gratamente el cuento "Asunto de familia": está construido a base de dieciséis capítulos cuya extensión es de un solo párrafo. Es un cuento totalmente cinematográfico que se lee como una película completa, quizá en formato de dieciséis milímetros. Debo decir que ésta fue la historia que más me gustó por todo lo que revela: por qué murió la abuela, quién tuvo la culpa, por qué tronó la familia. Y también, por su hechura exacta: son párrafos redondos que narran todo, lo suficiente para que uno siga metido sin pestañear en la película, y los rasgos indispensables para conocer el conflicto y la psicología de los personajes. Lograr esta precisión no es cosa menor, no cualquiera lo hace. Además de la satisfacción que provoca conocer una vida ajena como si fuera la propia, al leer estos cuentos, llega uno a preguntarse, con sana inquietud, cuántas noches dedicó Guillermo a pulir el lenguaje de esta historia, cuántas horas poniendo cada palabra en su sitio y desechando otras aunque fueran muy bonitas. Este cuento tiene sólo las palabras que debía tener: ésa es la paciencia del artista, el amor por su oficio, la tranquilidad de la tormenta.
Los personajes de Guillermo Vega son impredecibles: una prostituta tiene un ataque de celos, una mujer en crisis busca la salvación en los brazos de un hombre en crisis, y el hombre perfecto de otro cuento se planta en un lugar donde no tenía nada que hacer pero acaba enfrentando toda suerte de desencuentros propios y ajenos. A estos seres los arrastran las circunstancias, los azotan, los tuercen; son personas echadas a la vida, dejadas al garete del dolor y del desamor y de la infidelidad. Porque a muchos personajes de este libro los trae heridos el asunto de la infidelidad.
Y sin embargo, no son historias que pretendan conmover, ni siquiera dramatizar. Los personajes son jocosos, tienen sentido del humor, jamás se paralizan, y de todo eso da cuenta la historia "In memoriam", en donde el autor recurre a las técnicas periodísticas para decir de otro modo la tragedia hasta volverla una comedia. Esas técnicas, también características del autor por su condición de periodista, se desenvuelven certeramente en el cuento "Mi vecina de abajo", donde a través de una "falsa semblanza periodística" nos revela una verdadera historia literaria de una mujer viuda, que arrastra su dolor y su rabia de viuda.
Son catorce cuentos los que incluye este volumen, y cada uno da para reflexionar sobre los personajes, el conflicto que viven y el modo y la forma en que fueron escritos. Pero ya le tocará a los lectores emprender su propio viaje: hay noches de copas, playas, líos intrafamiliares, muertos, vivos, mujeres divinas y prostitutas abusivas, estudiantes, ejecutivos, ricos y pobres, hombres sementales y hombres "mal cogidos", y hasta historias de espantos. Muchas resonancias vitales metidas en una caja de cuentos breves, en un libro breve que invita a seguir leyendo o a leer otra vez.
Resta decir que el conjunto no da concesiones: es la vida narrada como viene, es la diversidad de miradas, voces y formas, y es la belleza de un lenguaje literario que aunque joven ya tiene madurez, y que merece el reconocimiento como una de las mejores voces del cuento mexicano.
Festival de la Palabra
24 de Abril de 2005
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