jueves, diciembre 02, 2004

La chochez de Carlos Fuentes



Ahora sí, arrepiéntanse de sus pecados, que el fin del mundo está próximo:

Digo, ¿qué es esto sino el signo inequívoco e irrefutable de la chochez y la decrepitud de Carlos Fuentes? Los dos únicos que se salvan son Padilla y laRivera-Garza.

Pero ¿Volpi, que ha convertido a la ficha de resumen en sucedáneo del ensayo (nomás lean su último bodriazo sobre Chiapas y el Sup)? ¿Palou, que ha elevado a la mecanografía al nivel de nuevo género narrativo? (Digo yo: ¿de dónde saca tanto tiempo para escribir, si además de grillar, es burócrata cultural? Perdón, qué pregunta tan pendeja: precisamente por eso tiene tanto tiempo) En lo que sí no tiene madre es en lo de Velasco, un pobre fantoche, con el cerebro cocido de tanta mota, pastas, alcohol y coca, y de tanto oír a Pink Floyd con audífonos a todo volumen.


Fuentes pasa estafeta de la generación del boom a la del boomerang

( Ma. Lourdes Pallais en Guadalajara. Tomado de
La Crónica de Hoy)

Carlos Fuentes escogió el arranque de la FIL para representar uno de los acontecimientos literarios más importantes de la lengua española desde los años sesentas: seleccionó a sus hijos literarios, conocidos como la generación del boomerang, y les pasó la estafeta de la generación del boom.

Fuentes, de 76 años, nunca antes había cantado un aria en público, aunque en palabras de uno de sus editores, "cantar es una de las cosas que mejor hace". La idea fue de Jorge Volpi, quien se lo sugirió luego de escuchar a Xavier Velasco "rapear" durante el diálogo intergeneracional boom- boomerang en uno de los muchos foros de la FIL.

"Después de escuchar el rapeo de Xavier, Fuentes me preguntó: ¿Y ahora qué hago? Cántate un aria, le dije, y lo hizo?, contó Volpi a Crónica este domingo. El autor de Aura imitó a María Callas entonando un aria de La Traviata: de excelente humor y con evidente talento musical.

Pero más allá de su despliegue operístico, en el encuentro, Fuentes, de 76 años, seleccionó a sus vástagos, ubicados en una joven camada de escritores encabezada por Jorge Volpi, de 36 años. El propio Fuentes escogió a los autores que participaron en el foro y los sentó a su gusto y antojo. Volpi, Ignacio Padilla y Pedro Angel Palou, del Crack, a su derecha; Cristina Rivera-Garza y Xavier Velasco a su izquierda. Al primer grupo lo calificó de "archipiélago"y al segundo, de "ilas" El académico Gonzalo Celorio, que no pertenece a ningún grupo, fue su selección para moderar el foro.

Así, el diálogo intergeneracional organizado en la FIL fue la opción de Fuentes para seleccionar a sus herederos intelectuales, tres de los cuales integran la generación del Crack que rompió con el realismo mágico del boom y Rivera-Garza con Velasco, dos aparentes nuevos miembros (aunque el autor de Diablo Guardián se enojó cuando un periodista le dijo: "te aliaste" a los del Crack).

En la suerte de ceremonia de sucesión, todos, menos Velasco, el propio Fuentes y Rivera-Garza, estaban vestidos de manera formal, con corbata e impecables sastres. El encuentro que abarrotó uno de los salones de la FIL fue también una oportunidad para todos, con excepción de Rivera-Garza, Celorio y Padilla, de agradecer, de diferentes maneras, la deferencia que Fuentes tuvo con ellos.

Pedro Angel Palou, por ejemplo, contó que hace unos años, él y su amigo Volpi, llegaron a la FIL como "dos escritores oscuros a una editorial oscura" para firmar la primera novela del también secretario de cultura de Puebla. "Firmé sólo dos libros, los dos que Carlos Fuentes había solicitado". Y agregó: "Esta vez, a mí me invitaron a la FIL gracias a la generosidad de Carlos Fuentes y le estoy muy agradecido".

El tono de Velasco fue mucho más efusivo. Dijo que debía su pasión por la literatura a una conferencia de Fuentes sobre brujas y hechiceras, a lo que el maestro contestó "una hechicera merece un bolero de Agustín Lara, pero una bruja no." Después de que Fuentes imitara a la Callas, Velasco se volvió a entusiasmar y dijo: "la literatura es un hombre imitando a una mujer que cantaba mal", en lo que fue interpretado como un gesto de devoción al maestro Fuentes.

Antes, Fuentes había hecho un erudito y entretenido diagnóstico de la obra de los cinco autores con quienes compartió la mesa. Los cinco escritores, aseguró, hubieran sido conducidos a la pirámide de Teotihuacán para lincharlos por los temas que narran y el estilo de sus obras, pero ninguno necesita a la Virgen de Guadalupe o a la Malinche, "la primera milagrosa y la segunda seductora" para inspirarse. Sobre Padilla, dijo que su temática es "la retórica del infierno".

De Volpi recordó su preocupación por la ciencia. En su obra, dijo, Volpi se pregunta si "la ciencia ha dejado de ser inocente por ser ciencia y hasta puede destruir el universo". Mencionó el "monólogo tartamudo" de Palou y sobre la obra de Rivera Garza, dijo que la autora "nos hace pensar que una cosa es la escritura y la otra la lectura".

Sobre el Diablo Guardián de Velasco, dijo que era una obra tradicional de la picaresca y que utiliza un lenguaje popular y cómico "aunque dramático" (porque los personajes no se entienden entre ellos). Como señaló el escritor norteño David Toscana a Crónica, el maestro así bendijo a sus discípulos: "Estos son mis hijos bienamados en quienes he puesto mis complacencias. Escuchadlos. Carlos 3-16", en palabras del autor de El último lector.