viernes, noviembre 05, 2004

Rosa Luxemburgo meets Yolanda Vargas Dulché

Tom Wolfe habló de "la izquierda exquisita",
pero no conocía a los perredistas: "la izquierda cursi"

Como parte de su defensa, René Bejarano -quien fue desaforado ayer en medio de un circo mediático digno de mejores causas- mostró varios documentos incautados por la Procuraduría General de la República a Carlos Ahumada. Entre ellos se encuentra la transcripción de una carta de Rosario Robles al Señor de los Sobornos, días después de la difusión de los videos.

Si alguna culpa tiene la Chayo, no es la de haber urdido una estratagema para que maicearan al Bejarano con un bonche de billetes, sino su profunda e irremediable cursilería. Uno hubiera esperado que, dada su formación universitaria y de izquierda, la Robles se hubiera sacudido el "Síndrome de Marga López" que aqueja buena parte de las mujeres de este país en cuanto a sus relaciones sentimentales se refiere, pero al parecer ese virus es bastante más resistente de lo que se pensaba.

Con ustedes, un capítulo más de la telenovela nacional protagonizada por el cuadrángulo pasional entre Carlos Agustín (el galán-villano en desgracia), María del Rosario (la dama atribulada), René Juvenal (el malvado engrendro) y Andrés Manuel (el héroe impoluto). (Nota técnica: léase con música de Ana Belén o Pablo Milanés):

Carlos:

No sé cuándo nos (vamos a volver, tachado) volveremos a ver. Hoy te dejo aquí, lejos de todo y de todas, no porque así lo hayas decidido, sino porque las circunstancias despiadadas te obligaron a ello. Lamento mucho que estos últimos días juntos no hayan sido los mejores.

Quise estar a tu lado para tomarte de la mano y apretarla muy fuerte y decirte con ese gesto tan sencillo que estoy contigo sin reservas, sin dudas, plenamente. Quise estar a tu lado para avivar la llamita de la esperanza, para encenderla diciendo que nuestro amor es más grande que esta brutal prueba que nos han impuesto. Para pedirte que no te venzas, que no (tachadura ilegible) dejemos que nos venzan, que por muy duro que parezca no estamos derrotados.

(Tachadura ilegible) Quise estar a tu lado para (tachadura ilegible) pedirte que me perdones, para encontrar en tus (fin de la página 1)

(Sigue página 2 del original de la carta en el folio 087 de la Averiguación previa.)
ojos aunque sea un destello de esperanza para sentir que en algún momento podrás perdonarme por no haber traído nada bueno a tu vida. El otro día mientras cenábamos fuiste muy claro. Puros cojines buenos de mi lado, de lo que tú has significado en mi vida, de lo que me has traído. De tu lado sólo cojines malos. Mi amor no ha sido suficiente. Ni mi deseo de curar, de lamer tus heridas. No hay palabras, ni siquiera sentimientos, que puedan compensar lo que estás viviendo. Lo sé, por eso no puedo perdonarme mi egoísmo, mis deseos de salvarme sin saber que te estaba condenando a ti. No puedo perdonarme que estés lejos de tus hijas que es lo más importante en tu vida, que estés lejos de tu familia en la que tienes tranquilidad y paz, eso que yo no te he podido dar.
(fin de página 2)

(Sigue página 3 del original, folio 088 de la Averiguación previa).
Por eso no te culpo de tu indiferencia, de tu desamor, de tus gritos, no te culpo por nada, ni siquiera de tu rencor y resentimiento. No te culpo incluso si me dejas de querer como ya lo estás haciendo. Sólo puedo decirte que sepas que mi corazón te pertenece, que pase lo que pase, nunca dejaré de amarte, y nunca dejaré de agradecerte lo que has hecho por mí. Que como dice la canción que te dejo (La No. 1 del CD de Ana Belén: ?AHORA?): ?Aunque me encontrara un ángel dudaré y me haga volar tan alto como tú?, porque contigo he volado alto, he recuperado mis sueños, mis fantasías y mis deseos. Por eso si es necesario y a lo mejor llegó el momento de hacerlo, soy capaz de hincarme, de arrodillarme, de firmar mi carta de rendición para que a ti no te toquen. Tal vez llegó el momento de tocar una puerta y entregarme a cambio de tu libertad. O tal vez ya es demasiado tarde.
(Fin página 3 del original)

(Sigue página 4 del original, en el folio 089 de la Averiguación previa).
Sé que a partir de ahora se irán las noches y casi no dormiremos, que los segundos serán muy lentos, que seguramente querré prenderle fuego a nuestra cama ante el dolor de tu ausencia, porque me estaré secando por dentro y por fuera, porque no tendré tus besos, ni tus caricias, ni tu mirada.

Ay amor, sólo te pido que cuando la angustia, la impotencia, el dolor sean más fuertes, pienses que además de tus hijo, está un corazón cuyo amor no tiene límites, que ?(tachadura ilegible) al escuchar el sonido de las olas del mar sientas susurrándote al oído que contigo a la distancia, amado mío, estoy?.