Lástima Michael
Ni modo, a veces las cosas no salen como uno quiere, mi buen Mike
Pues ya vi la nueva película de Michael Moore. Y debo reconocer que me decepcionó un poquito. Creo que al final cae en el sentimentalismo y el patrioterismo, lo que precisamente se había encargado de mantener a raya en Bowling for Columbine.
En Letras Libres apareció un artículo de Christopher Hitchens (se puede leer en inglés en Slate ) que rebate algunos de los planteamientos de Moore. Lo acusa de tergiversar, ocultar y mentir. Y en algunos casos tiene razón.
Pero Hitchens escurre el bulto en lo fundamental: el petróleo. Toda la puesta en escena de la invasión a Irak y Afganistán tiene como telón de fondo el petróleo y los negociazos de la "familia feliz" de los Bush. Todas estas tiradas han sido precisas y le han dado a Estados Unidos unas cuantas carambolas geopolíticas que no esperaban, como echarle la mano a sus aliados israelíes en Medio Oriente.
Sí, el documental es a veces manipulador; destaca unos aspectos mientras minimiza otros. Es a veces contradictorio, pues ve la paja en el ojo ajeno sin tomar en cuenta la viga en el propio. Es desigual, pues al final se cae, no es la obra redonda que fue su anterior documental. Pero se agradece que Moore haya decidido hacerse a un lado, dejando su protagonismo que a tantos cae mal. Y es lógico: ¿cómo competir con ese cómico genial que es George W. Bush? Es como Fox, pero nomás que en inglés y un poco más chaparrito. Nada más que lo chistoso no le quita lo principal: que es un soberano hijo de puta. Tan sólo hay que verlo en la secuencia del maquillaje antes de anunciar el bombardeo a Bagdad: la mirada, los gestos, la actitud de alguien que sabe que se está saliendo con la suya y que nadie o casi nadie va a poder atraparlo.
Bueno, esperemos que esta obra valiente propagandística (porque eso es lo que es) obtenga los resultados esperados. Si no, que Dios nos coja confesados.
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