martes, agosto 31, 2004

Adicto a las patadas

¡Qué caso "falso, ficticio, producto de la fantasía" ni que las arañas! Este cabrón DFCtuoso se la ha pasado espiándome telepáticamente. ¡Yo ni siquiera lo conozco! ¿Cómo puede saber tanto y tan bien de mí? ¿O será que esto no me pasa nomás a mí?

No soy psicólogo o médico; pero no se necesita ser un sabio para darse cuenta que las adicciones son el resultado de carencias internas; lo sé por experiencia propia. Hay adicciones que no se relacionan con el abuso de alcohol o drogas.

Por ejemplo, yo en un tiempo fui adicto a las patadas emocionales. A veces pasa que te despiertas por la mañana con la depresión a todo lo que da, y te sientes poco menos que basura; a esto le agregas el cotidiano auto-sadismo de leer las noticias, de que sientes que no te valoran en tu trabaja; etc, etc.

En la depresión, piensas cosas como:

-"Si ya asaltan hasta a los guarros, ¿qué puede esperar uno?".

Sales a la calle con la mentalidad negativa de:

-"Nadie me quiere, todo está mal, ¿qué sentido tiene la vida?".

La baja autoestima te orilla a caer en adicciones como la mía:

-"Buscas a la gente que te rechaza".

Por ejemplo, (no es que me haya pasado, estoy inventando, es un caso falso, ficticio, producto de la fantasía), pero por ejemplo: Sintiéndote basura, te topas con la vecina, te guiña un ojo, te da una palmadita en la espalda y te dice que vales mucho, que eres bien lindo. La reacción inmediata es aferrarte a una pierna suya como cachorrito abandonado. Ella te dice que no le lates, que así de cuates está bien, que ella es un espíritu libre y que no sabe qué onda con su vida, pero que eres lindo.

En tu torcida mente, borras todo lo negativo, y sólo dejas la información que te hace sentir mejor:

-"Eres bien lindo".- y piensas:

-"¡Me quiere, lo sé!"

Y además borras la realidad: sus acciones, los mil 345 sujetos que llegan a visitarla, sus plantones y su falta de interés. Te aferras a conquistarla, te desvives porque te acepte, inviertes tiempo, dinero, sueños, pensamientos, tarjetitas, rosas y claveles; hasta sacrificas tu propia esencia con tal de lograrlo.

-"¡Yo la voy a hacer cambiar!"- piensas estúpidamente.

Felicidades: ¡Eres adicto a las patadas emocionales!

Hombres y mujeres estamos expuestos a esto. La única manera de librarte de este tipo de adicciones es fortaleciendo la autoestima. Sólo de este modo podrás ver objetivamente que a la vecina le vales sorbete. Solo estaba siendo amable, y no tiene la culpa de que tengas espíritu de gatito abandonado. Cada quién tiene derecho de emocionar, seducir y luego rechazar a la misma persona cuantas veces lo permita el susodicho.

Probablemente el ejercer el derecho de jugar con tus sentimientos no sea ético; pero si tú le otorgas el permiso, ¡oh, lo harán, lo harán y lo harán! Para no ser víctima de esta tortura, necesariamente tienes que hacerte de un espíritu fuerte; es una labor que puede llevarte toda la vida, pero que vale la pena intentarlo. Hasta que empiezas a quererte un poco, que eres capaz de ver objetivamente que cierta persona de plano no te quiere, o no sabe quererte, te das cuenta de sus carencias emocionales e incluso llegas a aceptar verdades como:

-"¡La neta, esta persona, no es tan maravillosa como me aferró a verla; y no porque me rechace vale más que yo; es más, tiene las piernas muy flacas, y a mi me gustan rechonchitas!".

Luego entonces estás listo para dejar de ser adicto a las patadas emocionales, de perder el miedo a la soledad, y es cuando de repente empiezas a fijarte y a valorar a las personas a las que sí le importas, las que sí tienen tiempo para ti, las que no te van a patear, y con las que tienes posibilidades de iniciar un camino en común.

Dicho esto, no quiero recibir más patadas, gracias, ciao.