domingo, julio 18, 2004

Kiss one more time


Estos son los originales, no acepten imitaciones

Pues resulta que Kiss estará en México por quinta ocasión. La primera estuvieron de promoción y han tocado acá ya otras tres veces, oportunidades en las que estuve presente. Cómo no, si desde que tenía 13 años soy fanático de los cuatro engendros del infierno.

Pero lamento informar que en esta ocasión no iré. Por la simple y sencilla razón de que no son los originales, sino que dos músicos chambistas se han puesto el maquillaje de los miembros originales: Ace Frehley (el Espacial) y Peter Criss (el Gato).

La historia es larga pero vale la pena resumirla. En 1978 Kiss era el grupo más famoso y exitoso de Estados Unidos y buena parte del mundo. Ese año cinco de sus discos estaban en la lista de los 100 más vendidos y habían alcanzado el status de doble platino. Pero a Peter Criss, el baterista, se le metió a la cabeza la idea de que él era el más importante del grupo, nada más porque su canción "Beth", una baladita melcochosa, la había hecho en las listas de éxitos (de hecho, durante años fue la única rola de Kiss que había logrado entrar en el hit parade, con otra balada, por cierto: "Forever", escrita por Michael Bolton, of all people). No deja de ser paradójico que siendo un grupo de rock pesado Kiss sólo ha haya hecho con baladitas.

El punto fue que el Gato se sintió la última cocacola del refri y amenazó con salirse del grupo si no lo dejaban participar más creativamente en el grupo. A Criss le gustaba la onda jazzera y baladística, lo que no le iba muy bien a un grupo al que entonces tachaban de satánico. Gene Simmons, el Demonio, y Paul Stanley, el Estrella, se apanicaron y le propusieron que en lugar de mandarlos a volar y hacer un disco solista, mejor cada uno de los cuatro miembros hiciera el suyo propio y que aparecieran los cuatro al mismo tiempo.

En septiembre de 1978 aparecieron los famosos "discos solistas" de Kiss. Pero, oh desilusión, el que menos éxito fue precisamente el de Peter Criss. Con la cola entre las patas, el minino regresó al grupo, sacaron un nuevo disco, cuyo mayor éxito fue una rola con ritmo disco ("I was made for lovin' you"). Para el siguiente disco, el Gato ya de plano ni se paraba por el estudio de grabación. Un buen día agarró su caja de arena y se fue a ensuciar a otro lado. Los restantes hicieron casting para contratar nuevo bataco y encontraron a uno muy bueno, incluso mejor que Criss y con esppiritu eminentemente pesado: Eric Carr, el Zorro, quien por cierto tuvo la mala suerte de enfermar de cáncer en el corazón y morir el mismo día que falleció a causa del SIDA Freddie Mercury, el cantante del grupo inglés Queen.

Carr le imprimió más agallas a la batería, pero ni así levantó el grupo. Las mejores épocas ya habían pasado. Lo peor de todo es que Ace Frehley se metió de lleno en el alcohol y la droga y el nene chocó su Porsche contra una barda. Frehley ya no se tomaba ni la molestia de ir a los ensayos o al estudio de grabación. Todo lo grababa en el estudio que se había instalado en su casa de Connetticut y lo mandaba por correo. Con Frehley ausente grabaron otro disco, después del cual, en un acto desesperado, decidieron quitarse el maquillaje, lo que verdaderamente a nadie le importaba ya.

A partir de entonces, la carrera de Kiss fue en picada, sobre todo porque a Paul Stanley estaba obsesionado en copiarle todo a Bon Jovi, al grado de terminar contratando al manager de éste. Se sucedía disco tras disco y gira tras gira, y anadie parecía ya importarle lo que hiciera o dejara de hacer el grupo.

Sin embargo, los fans seguían siempre fieles y organizaban las llamadas Kiss Conventions, donde se vendía memorabilia de las buenas épocas del grupo y tocaban bandas de tributo. De vez en cuando, algún miembro del grupo se aparecía a tocar y firmar autógrafos. Un buen día Peter Criss fue a una de estas convenciones para enseñarle a su hija ahora casi adolescente lo famoso que había sido (es obvio decir que luego de Kiss Criss nunca volvió a triunfar en nada). Paul Stanley estaba en el escenario y lo invitó a subir. La respuesta fue de locura. Ahí empezó la idea de reunir a los originales.

Hicieron un especial para MTV y de nuevo la respuesta fue apoteósica. No había duda. Tenían que regresar. Se pusieron a dieta, a hacer ejercicio, a ensayar de nuevo y salieron de gira, que duro más de dos años, luego de la cual hicieron un nuevo disco llamado "Psycho circus", que logró ponerlos de nuevo en las listas.

Pero no bien habían regresado cuando anunciaron la gira de despedida. Otros dos años de conciertos, hasta que Criss y Frehley se cansaron de ser tratados como empleados, pues habían vendido su participación como socios de la empresa que controla al grupo. Pero Simmons y Stanley encontraron la fórmula perfect para seguir sorprendiendo incautos: una vez, Peter Criss se negó a tocar en un concierto porque no le habían avisado con la debida anticipación. Con el compromiso encima, Simmons y Stanley decidieron llamar a Eric Singer, el último baterista del grupo antes de la reunión. Le tiñeron el rubio cabello de negro y lo maquillaron como el Gato. Nadie notó la diferencia. Luego Frehley también se hartó y la solución fue la misma: lo sustituyeron por Tommy Thayer, su manager de giras, que además se sabía todas la canciones y hasta tenía una banda tributo.

Así llega Kiss a México, con dos impostores. Desde luego, Thayer y Singer no tienen la culpa. Tienen que trabajar para vivir y si eso es lo que les sale de chamba, pues ni modo. Los que no tienen madre son Simmons y Stanley, que siguen usufructuando la poca fama que les queda, con productos chafas, como la supuesta caja de Kiss y su reciente bodrio de "Kiss sinfónico". Por eso no tengo pensado ir a verlos, pero si algún alma caritativa me invita, desde luego que voy. Nomás para dedicarle sus buenas mentadas al tal Demonio por avaricioso y cínico.