El Borges del fútbol
En la edición de este mes de la revista oficial del mejor equipo de futbol del mundo, es decir, de las Chivas Rayadas del Guadalajara (la cual es editada ahora, por cierto, por Héctor Avélica, Totó para los cuates), aparece una entrevista con “El Flaco” César Luis Menotti, quien bien podría ser catalogado como “el Borges del fútbol” (¿o Borges era el “Menotti de la literatura?). Como sea, Menotti es una de las tres o cuatro personas pensantes que existen en todo el ambiente futbolístico a nivel mundial (otro es Jorge Valdano).
Cito los fragmentos de la entrevista que, aunque aplicados al futbol, podrían extenderse muy bien al campo de la literatura:
“Para mí, el futbol es una obra de teatro. Lo que hace una gran obra de teatro es un gran libro, lo que podríamos comparar con un club. También se necesita un buen productor, que sería el que contrata a un buen entrenador y a los jugadores. Sin embargo, no alcanza con eso. Lo que fortifica a una obra de teatro son los ensayos, porque si escribo una obra el martes y presento el guión el miércoles y el jueves contrato a los actores, ensayo el viernes para ponerla en escena el sábado. Así seguramente no saldrá bien. Sólo se podrá salvar la obra por la gran interpretación de los actores, quienes, al ser artistas, corrigen la falta de tiempo. Y eso sucede con el futbol. Este deporte, como las grandes obras, tiene su tiempo. Pero en este mundo moderno, el tiempo se devora el juego. Se busca el éxito rápido, es decir, el deterioro cultural que hemos sufrido (intencionalmente o por ignorancia), nos ha arrebatado el tiempo: hoy en día todo es para mañana. El futbol no está exento de eso”.
“Hoy no hay un análisis serio de lo que es un equipo de futbol. Para justificar todo lo que carece de contenido se utiliza la palabra ‘modernismo’. Hoy, un tipo que canta terrible pero que tiene éxito puede justificarse bajo la idea de que es un ‘cantante moderno’. Un futbolista que juega mal, pero que corre y lucha y va para allá y par acá, es un futbolista moderno; un equipo que juega mal y gana es un equipo moderno. Como no hay un contenido profundo, se califica de moderno. Y es algo que realmente me preocupa. Ahora resulta que es palabra, que en verdad fue revolucionaria, se ha convertido en la solución a todo lo que carece de contenido”.
“El futbol se debe de basar en el engaño. Hay tres valores fundamentales que son engaño, tiempo y espacio., igual que en la guerra, con la diferencia que esto es un juego. El engaño es hacerle creer al adversario una cosa; por eso cuando un periodista dice que un jugador estaba distraído, está diciendo una tontería. Otro ejemplo es cuando se dice: hoy vamos a jugar concentrados. Otra mentira, pues no existen jugadores desconcentrados. Nadie que haya jugado al futbol sale al partido pensando en que al término de éste se comerá una pizza. Lo que sucede es que te engañaron, te hicieron hacer un papelón porque creíste una cosa y te hicieron otra. Como en todo juego, los buenos jugadores son los que engañan más y se dejan engañar menos”.
“Antes que nada, un entrenador es un maestro. Ahora, un buen entrenador es el que agarra a un jugador que tiene 10 virtudes y 100 defectos, y lo transforma para que tenga 10 defectos y 90 virtudes; ése es un entrenador de futbol. No es el que gana un partido el domingo. Es como decir que Julio Iglesias canta bien porque vende dos millones de discos”.
“A mis jugadores les pregunto cómo quieren ser. ¿Como Maradona o como otro tonto más que juega al futbol? Es decir, apuntemos hasta arriba para ver en donde aterrizamos. Si eres un buen conductor de Cadillac, no te pondré a conducir un Fórmula Uno: sería una irresponsabilidad de mi parte. Vamos a volar, y cuando vea que un jugador ya no puede más, se lo diré. No tengo derecho de cortarle las alas a un futbolista. Sería una infamia”.
“La única manera de que un ser humano crezca y se fortifique en su personalidad es a través del conocimiento. Por lo tanto, un jugador es cabeza, corazón y agallas. Si es sólo agallas, es un loco que muere en el primer intento; si es puro corazón, no le alcanza porque llora cuando pierde y se ríe mucho cuando gana. Si es pura cabeza, es frío y no siente nada”.
“Cuando un entrenador conoce a su equipo, tiene que buscar eficacia, no belleza; porque la belleza aparece en pinceladas en las cosas que se hacen bien. Es decir, nadie escribe para escribir bello; esa característica sería una consecuencia de escribir bien —porque no todas las obras son Cien años de soledad— sale algo bello. Hay cosas buenas y malas del mismo autor, porque si alguien está preparado para hacerlo bien, las pinceladas de belleza aparecen solas”.
“Todo es una lucha permanente por el crecimiento. No sé si es trabajo. Cuando voy al campo de juego, no es sólo un campo: es un taller literario donde artesanos y artistas están buscando cosas. Eso, para mi, es un entrenamieno de futbol. Después… viene el trabajo. Para lograr eso hay que estar preparado y no hay que renunciar a los tiempos de trabajo. Mientras más tiempo mejor”.
“¿Qué es el futbol? Lo que dijo Borges de la literatura: orden y aventura”.
Cito los fragmentos de la entrevista que, aunque aplicados al futbol, podrían extenderse muy bien al campo de la literatura:
“Para mí, el futbol es una obra de teatro. Lo que hace una gran obra de teatro es un gran libro, lo que podríamos comparar con un club. También se necesita un buen productor, que sería el que contrata a un buen entrenador y a los jugadores. Sin embargo, no alcanza con eso. Lo que fortifica a una obra de teatro son los ensayos, porque si escribo una obra el martes y presento el guión el miércoles y el jueves contrato a los actores, ensayo el viernes para ponerla en escena el sábado. Así seguramente no saldrá bien. Sólo se podrá salvar la obra por la gran interpretación de los actores, quienes, al ser artistas, corrigen la falta de tiempo. Y eso sucede con el futbol. Este deporte, como las grandes obras, tiene su tiempo. Pero en este mundo moderno, el tiempo se devora el juego. Se busca el éxito rápido, es decir, el deterioro cultural que hemos sufrido (intencionalmente o por ignorancia), nos ha arrebatado el tiempo: hoy en día todo es para mañana. El futbol no está exento de eso”.
“Hoy no hay un análisis serio de lo que es un equipo de futbol. Para justificar todo lo que carece de contenido se utiliza la palabra ‘modernismo’. Hoy, un tipo que canta terrible pero que tiene éxito puede justificarse bajo la idea de que es un ‘cantante moderno’. Un futbolista que juega mal, pero que corre y lucha y va para allá y par acá, es un futbolista moderno; un equipo que juega mal y gana es un equipo moderno. Como no hay un contenido profundo, se califica de moderno. Y es algo que realmente me preocupa. Ahora resulta que es palabra, que en verdad fue revolucionaria, se ha convertido en la solución a todo lo que carece de contenido”.
“El futbol se debe de basar en el engaño. Hay tres valores fundamentales que son engaño, tiempo y espacio., igual que en la guerra, con la diferencia que esto es un juego. El engaño es hacerle creer al adversario una cosa; por eso cuando un periodista dice que un jugador estaba distraído, está diciendo una tontería. Otro ejemplo es cuando se dice: hoy vamos a jugar concentrados. Otra mentira, pues no existen jugadores desconcentrados. Nadie que haya jugado al futbol sale al partido pensando en que al término de éste se comerá una pizza. Lo que sucede es que te engañaron, te hicieron hacer un papelón porque creíste una cosa y te hicieron otra. Como en todo juego, los buenos jugadores son los que engañan más y se dejan engañar menos”.
“Antes que nada, un entrenador es un maestro. Ahora, un buen entrenador es el que agarra a un jugador que tiene 10 virtudes y 100 defectos, y lo transforma para que tenga 10 defectos y 90 virtudes; ése es un entrenador de futbol. No es el que gana un partido el domingo. Es como decir que Julio Iglesias canta bien porque vende dos millones de discos”.
“A mis jugadores les pregunto cómo quieren ser. ¿Como Maradona o como otro tonto más que juega al futbol? Es decir, apuntemos hasta arriba para ver en donde aterrizamos. Si eres un buen conductor de Cadillac, no te pondré a conducir un Fórmula Uno: sería una irresponsabilidad de mi parte. Vamos a volar, y cuando vea que un jugador ya no puede más, se lo diré. No tengo derecho de cortarle las alas a un futbolista. Sería una infamia”.
“La única manera de que un ser humano crezca y se fortifique en su personalidad es a través del conocimiento. Por lo tanto, un jugador es cabeza, corazón y agallas. Si es sólo agallas, es un loco que muere en el primer intento; si es puro corazón, no le alcanza porque llora cuando pierde y se ríe mucho cuando gana. Si es pura cabeza, es frío y no siente nada”.
“Cuando un entrenador conoce a su equipo, tiene que buscar eficacia, no belleza; porque la belleza aparece en pinceladas en las cosas que se hacen bien. Es decir, nadie escribe para escribir bello; esa característica sería una consecuencia de escribir bien —porque no todas las obras son Cien años de soledad— sale algo bello. Hay cosas buenas y malas del mismo autor, porque si alguien está preparado para hacerlo bien, las pinceladas de belleza aparecen solas”.
“Todo es una lucha permanente por el crecimiento. No sé si es trabajo. Cuando voy al campo de juego, no es sólo un campo: es un taller literario donde artesanos y artistas están buscando cosas. Eso, para mi, es un entrenamieno de futbol. Después… viene el trabajo. Para lograr eso hay que estar preparado y no hay que renunciar a los tiempos de trabajo. Mientras más tiempo mejor”.
“¿Qué es el futbol? Lo que dijo Borges de la literatura: orden y aventura”.
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