Cada quien su blog…
(La verdad es que ya ni sé qué onda, dónde poner esto, sí aquí o allá. Creo que allá no se para nadie, así que lo voy a poner aquí, para que por lo menos lo lean mis cuates y alguno que otro despistado.)
Ya van varias notas que aparecen en la prensa “tradicional” sobre el fenómeno del blog. (Las pueden leer allá si les da flojera buscarlas). Una, escrita por el poeta José Homero, joven promesa de la literatura mexicana (tiene como 25 años siendo joven promesa, creo). Vive o vivía en Jalapa y hace tiempo hacía una revistita cultural (de cuyo nombre no me acuerdo ahorita) que no era tan mala. También escribió un ensayo interesante sobre Efraín Huerta que le publicó hace años Tierra Adentro. Y como necesitaba el dinero, aceptó el encargo de El Ángel de escribir sobre los blogs (él mismo lo confiesa en el suyo), el cual parece que, por cierto, abrió con el objetivo de justificar su artículo (¿cómo iba a escribir de algo que no conocía y que no había experimentado en carne propia?).
Bueno, Homero nos descubrió el Mediterráneo. Y, como sucede casi siempre en estos casos, nada más cita los blogs de sus cuates, lo cual no tendría nada de malo, si no fuera porque sus cuates (casi todos ellos escritores “consagrados”, whatever that means) no son así que digamos muy asiduos, ni siquiera representativos, del fenómeno blog. Casi todos los “escritores” citados por él (la honrosa excepción es Cristina Rivera-Garza) son recién llegados a esta ola y sus blogs son poco imaginativos, reiterativos y aportan muy poco. La mayoría nomás se dedican a postear sus colaboraciones de otros lados y ya.
Incluso me ha llegado la onda de que el blog del Willy Fadanelli (tan ocupado que ha de andar promoviendo sus libros en España, atascándose en el lodo de todo aquello que abominaba apenas hace unos años, hasta que se le quitó lo pendejo y se dio cuenta que no podía eternizarse como “el Chabelo del underground”) se lo hace un fan y que él no tiene la más peregrina idea de cómo funciona esto.
El Homero casi Simpson comete la descortesía de no mencionar a Alberto Chimal, que es uno de los pocos escritores respetables que han sabido aprovechar las bondades del blog, y de la Internet en general, como una herramienta de promoción de su obra y de su trabajo como maestro y animador de múltiples iniciativas culturales.
Como al parecer los cuates del Reforma se quedaron con las ganas de saber más sobre el blog, le encargaron a una reportera que entrevistara a esos escritores “consagrados” que estuvieran en esta onda mafufa del “bloc”. ¿Y quién en la actualidad está más consagrado que Pedro Ángel Palou? Claro, él tiene también su blog, aunque hace como mil años que no lo actualiza, tan ocupado como debe estar moviéndose ahora que se le va a acabar la chamba en Puebla.
La reportera cumple mejor su trabajo, pues ya entrevista a Chimal, a Rivera-Garza, a Rafa Saavedra y hasta al inefable Yepez, pero, oh sorpresa, también recoge la opinión de ese destacado crítico literario que responde al nombre de David Miklos (nótese que no lleva acento, no me vayan a reclamar luego). Miklos (tan guapo él, tan inteligente él, tan mamón él) pontifica desde su ignorancia: "Algunos usuarios los sobrevaloran, como si un blog convirtiera a cualquiera en un escritor y no en un simple diarista expuesto, luego con la peor de las redacciones” (la verdad no sé a quién atribuirle la intrincada construcción sintáctica, pero mejor nos vale no investigar).
Varios bloguistas han hecho comentarios al respecto, como el mesurado y siempre lúcido Humphrey Bloggart, pero otros aprovecharon la ocasión para propinarnos sus “argumentadas” opiniones.
Por ejemplo, hay algunos que, al referirse al blog, confunden la mecanografía con la literatura (Truman Capote hacía la misma distinción al referirse a la forma de escribir de Jack Kerouac). Creen que porque escriben y escriben largas parrafadas diarias sobre cualquier asunto (desde los discos que compran, las opiniones sobre los libros que leen o la marca de vino que compran en el súper) y pueden ponerlos a disposición de todo el mundo gracias a la tecnología de Internet, ya están ejerciendo algo parecido a la literatura. Otros, porque son periodistas y “se han curtido en la redacción”, incluso tienen la desfachatez de reconocer que ni releen lo que escriben. En efecto, yo he leído algunas notas publicadas por esos “periodistas” y no ha sido una experiencia muy agradable que digamos.
La verdad no sé si el blog sea un nuevo género o si está cambiando el futuro de la literatura. Como todo en la vida, tiene cosas positivas y cosas negativas. Sólo puedo hablar por lo que a mí me consta, sin afán de pontificar ni tirar netas. Creo que, para las personas comunes y corrientes, es decir, aquellas que de entrada no tienen “aspiraciones literarias”, les ofrece un medio de comunicación muy accesible y entretenido, que les permite expresar cosas que antes no podían: desde inventarse una personalidad alternativa, exponer sus traumas y rencores, hasta (oh, qué novedad) ser ellos mismos, de la misma manera que se escribe un diario con genuina sinceridad, pero con la salvedad de que no tendrá que esperar años para ser leído, sino que de inmediato se puede poner a disposición del mundo entero.
Para los escritores (consagrados o en ciernes, da lo mismo), el blog es al mismo tiempo una herramienta de promoción muy potente y un instrumento de trabajo sumamente provechosa. En cuanto a la promoción no hay mucho que decir, pero sí en cuanto al trabajo literario. Con el blog se están aboliendo los tiempos tradicionales que hasta hace unos años dominaban en el medio literario para hacer llegar una obra a un público masivo. Sin embargo, muchos creen que al abolir los tiempos también se han abolido las formas tradicionales de reconocimiento literario. En efecto, ahora es muchísimo más fácil publicar, pero al mismo tiempo se ha vuelto muchísimo más difícil ser reconocido como un escritor con valor.
Y lamentablemente, preveo que todavía falta mucho como para que las cosas valiosas que están surgiendo en el blog sean reconocidas por los medios tradicionales de “allá afuera”. La realidad “real” se sigue moviendo con mucha mayor lentitud que la realidad del ciberespacio, o de este suburbio conocido como “blogósfera”.
Finalmente, quiero decir que tener un blog no lo hace a uno escritor, de la misma manera que tener un piano no lo hace a uno pianista. El que es escritor lo es con blog o sin blog. Si bien en principio el escritor es aquel que escribe, no todo el que escribe puede ser considerado un escritor valioso. Cuesta mucho trabajo crear una obra (una sola, no pido más) de verdadero valor literario, incluso puede llevarnos toda la vida o podemos morirnos sin conseguirlo (si no, que le pregunten a Robert Musil o a Macedonio Fernández).
Así que, señores bloguistas, está bien que expresen lo que quieran, que se mareen con el tufo literario de sus textos, pero, por favor, sean un poquito más serios cuando se refieran a la literatura. El blog es el blog y no hay que hacerse pajuelas mentales.
El que es perico donde quiera es verde, con beca o sin beca, con blog o sin blog.
Ya van varias notas que aparecen en la prensa “tradicional” sobre el fenómeno del blog. (Las pueden leer allá si les da flojera buscarlas). Una, escrita por el poeta José Homero, joven promesa de la literatura mexicana (tiene como 25 años siendo joven promesa, creo). Vive o vivía en Jalapa y hace tiempo hacía una revistita cultural (de cuyo nombre no me acuerdo ahorita) que no era tan mala. También escribió un ensayo interesante sobre Efraín Huerta que le publicó hace años Tierra Adentro. Y como necesitaba el dinero, aceptó el encargo de El Ángel de escribir sobre los blogs (él mismo lo confiesa en el suyo), el cual parece que, por cierto, abrió con el objetivo de justificar su artículo (¿cómo iba a escribir de algo que no conocía y que no había experimentado en carne propia?).
Bueno, Homero nos descubrió el Mediterráneo. Y, como sucede casi siempre en estos casos, nada más cita los blogs de sus cuates, lo cual no tendría nada de malo, si no fuera porque sus cuates (casi todos ellos escritores “consagrados”, whatever that means) no son así que digamos muy asiduos, ni siquiera representativos, del fenómeno blog. Casi todos los “escritores” citados por él (la honrosa excepción es Cristina Rivera-Garza) son recién llegados a esta ola y sus blogs son poco imaginativos, reiterativos y aportan muy poco. La mayoría nomás se dedican a postear sus colaboraciones de otros lados y ya.
Incluso me ha llegado la onda de que el blog del Willy Fadanelli (tan ocupado que ha de andar promoviendo sus libros en España, atascándose en el lodo de todo aquello que abominaba apenas hace unos años, hasta que se le quitó lo pendejo y se dio cuenta que no podía eternizarse como “el Chabelo del underground”) se lo hace un fan y que él no tiene la más peregrina idea de cómo funciona esto.
El Homero casi Simpson comete la descortesía de no mencionar a Alberto Chimal, que es uno de los pocos escritores respetables que han sabido aprovechar las bondades del blog, y de la Internet en general, como una herramienta de promoción de su obra y de su trabajo como maestro y animador de múltiples iniciativas culturales.
Como al parecer los cuates del Reforma se quedaron con las ganas de saber más sobre el blog, le encargaron a una reportera que entrevistara a esos escritores “consagrados” que estuvieran en esta onda mafufa del “bloc”. ¿Y quién en la actualidad está más consagrado que Pedro Ángel Palou? Claro, él tiene también su blog, aunque hace como mil años que no lo actualiza, tan ocupado como debe estar moviéndose ahora que se le va a acabar la chamba en Puebla.
La reportera cumple mejor su trabajo, pues ya entrevista a Chimal, a Rivera-Garza, a Rafa Saavedra y hasta al inefable Yepez, pero, oh sorpresa, también recoge la opinión de ese destacado crítico literario que responde al nombre de David Miklos (nótese que no lleva acento, no me vayan a reclamar luego). Miklos (tan guapo él, tan inteligente él, tan mamón él) pontifica desde su ignorancia: "Algunos usuarios los sobrevaloran, como si un blog convirtiera a cualquiera en un escritor y no en un simple diarista expuesto, luego con la peor de las redacciones” (la verdad no sé a quién atribuirle la intrincada construcción sintáctica, pero mejor nos vale no investigar).
Varios bloguistas han hecho comentarios al respecto, como el mesurado y siempre lúcido Humphrey Bloggart, pero otros aprovecharon la ocasión para propinarnos sus “argumentadas” opiniones.
Por ejemplo, hay algunos que, al referirse al blog, confunden la mecanografía con la literatura (Truman Capote hacía la misma distinción al referirse a la forma de escribir de Jack Kerouac). Creen que porque escriben y escriben largas parrafadas diarias sobre cualquier asunto (desde los discos que compran, las opiniones sobre los libros que leen o la marca de vino que compran en el súper) y pueden ponerlos a disposición de todo el mundo gracias a la tecnología de Internet, ya están ejerciendo algo parecido a la literatura. Otros, porque son periodistas y “se han curtido en la redacción”, incluso tienen la desfachatez de reconocer que ni releen lo que escriben. En efecto, yo he leído algunas notas publicadas por esos “periodistas” y no ha sido una experiencia muy agradable que digamos.
La verdad no sé si el blog sea un nuevo género o si está cambiando el futuro de la literatura. Como todo en la vida, tiene cosas positivas y cosas negativas. Sólo puedo hablar por lo que a mí me consta, sin afán de pontificar ni tirar netas. Creo que, para las personas comunes y corrientes, es decir, aquellas que de entrada no tienen “aspiraciones literarias”, les ofrece un medio de comunicación muy accesible y entretenido, que les permite expresar cosas que antes no podían: desde inventarse una personalidad alternativa, exponer sus traumas y rencores, hasta (oh, qué novedad) ser ellos mismos, de la misma manera que se escribe un diario con genuina sinceridad, pero con la salvedad de que no tendrá que esperar años para ser leído, sino que de inmediato se puede poner a disposición del mundo entero.
Para los escritores (consagrados o en ciernes, da lo mismo), el blog es al mismo tiempo una herramienta de promoción muy potente y un instrumento de trabajo sumamente provechosa. En cuanto a la promoción no hay mucho que decir, pero sí en cuanto al trabajo literario. Con el blog se están aboliendo los tiempos tradicionales que hasta hace unos años dominaban en el medio literario para hacer llegar una obra a un público masivo. Sin embargo, muchos creen que al abolir los tiempos también se han abolido las formas tradicionales de reconocimiento literario. En efecto, ahora es muchísimo más fácil publicar, pero al mismo tiempo se ha vuelto muchísimo más difícil ser reconocido como un escritor con valor.
Y lamentablemente, preveo que todavía falta mucho como para que las cosas valiosas que están surgiendo en el blog sean reconocidas por los medios tradicionales de “allá afuera”. La realidad “real” se sigue moviendo con mucha mayor lentitud que la realidad del ciberespacio, o de este suburbio conocido como “blogósfera”.
Finalmente, quiero decir que tener un blog no lo hace a uno escritor, de la misma manera que tener un piano no lo hace a uno pianista. El que es escritor lo es con blog o sin blog. Si bien en principio el escritor es aquel que escribe, no todo el que escribe puede ser considerado un escritor valioso. Cuesta mucho trabajo crear una obra (una sola, no pido más) de verdadero valor literario, incluso puede llevarnos toda la vida o podemos morirnos sin conseguirlo (si no, que le pregunten a Robert Musil o a Macedonio Fernández).
Así que, señores bloguistas, está bien que expresen lo que quieran, que se mareen con el tufo literario de sus textos, pero, por favor, sean un poquito más serios cuando se refieran a la literatura. El blog es el blog y no hay que hacerse pajuelas mentales.
El que es perico donde quiera es verde, con beca o sin beca, con blog o sin blog.
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