Sobre el ascendente poder de las mujeres
"Nuestra sociedad es masculina, y hasta que no entre en ella la mujer no será humana". Henrik Johan Ibsen
Fragmento de la entrevista de Marlene Gómez al recientemente fallecido maestro Hugo Argüelles (La Jornada Semanal, marzo 7, 2004)
–¿Y ese niño que recibe un nuevo siglo, qué temas explorará en sus obras?
–Bueno, la posibilidad de explorar un tema que viene a ser muy evidente desde fines del siglo pasado y que por un lado es el auge de la afirmación, yo diría, de la autoafirmación de la mujer que se está volviendo cada vez más autónoma y que muestra por muchas partes su capacidad creativa, su capacidad de independencia, es una mujer casi ibseniana ya, y por otro lado como contrapartida representa el temor del hombre que se va aterrando del avance de la mujer y esto en sí es un tema muy interesante, el detrimento de la falocracia; creo que ese va a ser el gran tema de la actualidad.
–Hablando de poderes, ¿en México hay un poder encima de la clase política?
–Pues claro, sí, la mamacracia, el poder de la chichi, que va a crecer más, pero por supuesto.
–¿Cómo influyen estas nuevas mujeres en la obra de Hugo Argüelles?
–Van a salir modelos de ahí, sin duda alguna. Van a salir heroínas protagonistas, personajes arquetípicos y desde luego en casi todo mi teatro hay una gran presencia de mujeres fuertes porque las débiles las uso como elementos de atmósfera, no me interesan. Me gusta la fuerte, la afirmativa, la combativa, la subversiva, la retadora, incluida la perversa, pero las débiles me aburren mucho, están demasiado sometidas, no representan mucho, representan un cliché que se repite hasta la náusea. A ver qué surge de este tema en mi producción, pero desde luego como maestro también tengo la obligación de hacerlo llegar a mis alumnos.
–Y ahora se levanta la mujer...
–Entonces la mujer ve esto y dice no, yo ya no entro a la jaula y no estoy dispuesta a que me destruya. Se hace presente la heroína ibseniana y todos sus derivados.
–¿Es una respuesta a la represión que ha vivido la mujer?
–Son centurias de humillar a la mujer, de tenerla marginada, de negarla, de dejarla únicamente como objeto reproductivo y luego como objeto apapachador, algo así como tamagochi maternal, entonces, la mujer ya está harta, es lógico...
–¿Esta mujer ya es un personaje en su obra?
–A lo largo de mi teatro hay varias, desde la inicial Piedad en Los cuervos están de luto a todas las que se califican por la crítica como heroínas, las heroínas veracruzanas: la de El ritual de las salamandras, la de La esfinge de las maravillas, la de Las pirañas aman en cuaresma, la de El águila real. Hay personajes masculinos y protagónicos como en Los prodigiosos, El tejedor de milagros, Los gallos salvajes o El cocodrilo solitario del panteón rococó, personajes masculinos estudiados en el extranjero. Muchos investigadores dicen que soy tan bueno escribiendo personajes femeninos como masculinos, o sea, la complejidad de ambos está perfectamente dada por el estudio de los caracteres que es lo que más me interesa, más que la anécdota, la historia, las correspondientes situaciones, lo que más me interesa es explorar la complejidad humana, tratar de entender el minotauro que anda dentro de cada ser entrando y saliendo de los diversos cuartos oscuros unos, claros otros, y que de pronto pueden enloquecer y destruir todo. Lo que me interesa es el estudio de caracteres, la complejidad humana porque las situaciones son atractivas, pero no pasan de ser meros esquemas. Por muy atractivo que sea el carácter, ya implica meterse al antro existencial, a la maravilla de la vida. Me atraen más los antros existenciales, es algo que tengo desde siempre, ir más allá.
–¿Personajes llevados al extremo por el autor?
–Creo que tengo la enorme ventaja, creo que es una enorme ventaja como homosexual, entrar donde me da la gana y establecer relaciones diversas con estos distintos personajes hombres y mujeres, incluyo bisexuales y polisexuales, transexuales, trasvestis, etcétera, con los que he tenido acercamientos que pueden interpretar como les dé la gana, pero que a veces no son únicamente exploración externa y claro, el material es alucinante y esto lo trato de llevar al teatro a través de esos personajes off limits, border line, siempre a un miligramo, al borde del quiebre, y que están en todas las clases sociales.
Fragmento de la entrevista de Marlene Gómez al recientemente fallecido maestro Hugo Argüelles (La Jornada Semanal, marzo 7, 2004)
–¿Y ese niño que recibe un nuevo siglo, qué temas explorará en sus obras?
–Bueno, la posibilidad de explorar un tema que viene a ser muy evidente desde fines del siglo pasado y que por un lado es el auge de la afirmación, yo diría, de la autoafirmación de la mujer que se está volviendo cada vez más autónoma y que muestra por muchas partes su capacidad creativa, su capacidad de independencia, es una mujer casi ibseniana ya, y por otro lado como contrapartida representa el temor del hombre que se va aterrando del avance de la mujer y esto en sí es un tema muy interesante, el detrimento de la falocracia; creo que ese va a ser el gran tema de la actualidad.
–Hablando de poderes, ¿en México hay un poder encima de la clase política?
–Pues claro, sí, la mamacracia, el poder de la chichi, que va a crecer más, pero por supuesto.
–¿Cómo influyen estas nuevas mujeres en la obra de Hugo Argüelles?
–Van a salir modelos de ahí, sin duda alguna. Van a salir heroínas protagonistas, personajes arquetípicos y desde luego en casi todo mi teatro hay una gran presencia de mujeres fuertes porque las débiles las uso como elementos de atmósfera, no me interesan. Me gusta la fuerte, la afirmativa, la combativa, la subversiva, la retadora, incluida la perversa, pero las débiles me aburren mucho, están demasiado sometidas, no representan mucho, representan un cliché que se repite hasta la náusea. A ver qué surge de este tema en mi producción, pero desde luego como maestro también tengo la obligación de hacerlo llegar a mis alumnos.
–Y ahora se levanta la mujer...
–Entonces la mujer ve esto y dice no, yo ya no entro a la jaula y no estoy dispuesta a que me destruya. Se hace presente la heroína ibseniana y todos sus derivados.
–¿Es una respuesta a la represión que ha vivido la mujer?
–Son centurias de humillar a la mujer, de tenerla marginada, de negarla, de dejarla únicamente como objeto reproductivo y luego como objeto apapachador, algo así como tamagochi maternal, entonces, la mujer ya está harta, es lógico...
–¿Esta mujer ya es un personaje en su obra?
–A lo largo de mi teatro hay varias, desde la inicial Piedad en Los cuervos están de luto a todas las que se califican por la crítica como heroínas, las heroínas veracruzanas: la de El ritual de las salamandras, la de La esfinge de las maravillas, la de Las pirañas aman en cuaresma, la de El águila real. Hay personajes masculinos y protagónicos como en Los prodigiosos, El tejedor de milagros, Los gallos salvajes o El cocodrilo solitario del panteón rococó, personajes masculinos estudiados en el extranjero. Muchos investigadores dicen que soy tan bueno escribiendo personajes femeninos como masculinos, o sea, la complejidad de ambos está perfectamente dada por el estudio de los caracteres que es lo que más me interesa, más que la anécdota, la historia, las correspondientes situaciones, lo que más me interesa es explorar la complejidad humana, tratar de entender el minotauro que anda dentro de cada ser entrando y saliendo de los diversos cuartos oscuros unos, claros otros, y que de pronto pueden enloquecer y destruir todo. Lo que me interesa es el estudio de caracteres, la complejidad humana porque las situaciones son atractivas, pero no pasan de ser meros esquemas. Por muy atractivo que sea el carácter, ya implica meterse al antro existencial, a la maravilla de la vida. Me atraen más los antros existenciales, es algo que tengo desde siempre, ir más allá.
–¿Personajes llevados al extremo por el autor?
–Creo que tengo la enorme ventaja, creo que es una enorme ventaja como homosexual, entrar donde me da la gana y establecer relaciones diversas con estos distintos personajes hombres y mujeres, incluyo bisexuales y polisexuales, transexuales, trasvestis, etcétera, con los que he tenido acercamientos que pueden interpretar como les dé la gana, pero que a veces no son únicamente exploración externa y claro, el material es alucinante y esto lo trato de llevar al teatro a través de esos personajes off limits, border line, siempre a un miligramo, al borde del quiebre, y que están en todas las clases sociales.
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