lunes, marzo 01, 2004

Narran León y Sifuentes cómo llegaron hasta el Reclusorio Norte

Narran Epigmenio León y Gerardo Sifuentes cómo llegaron hasta el Reclusorio Norte

Dicen escritores presos que no necesitan robar

Por Gladys Ferrer.
Periódico Reforma. 27 de febrero, 2004


El 14 de febrero, los escritores Epigmenio León Martínez y Gerardo Sifuentes Marín ingresaron al Reclusorio Norte incrédulos. Para ellos, ése fue el " día del horror y la amistad", el día, dicen, más inverosímil de sus vidas.

Ambos están presos, con un juicio en curso por robo agravado en el Juzgado 42 penal, después de haber sido detenidos, bajo los influjos del alcohol, y acusados de robar los espejos de un automóvil.

La madrugada del día 12, los amigos salieron a la calle para comprar más alcohol, pues querían seguir festejando; a unos metros de la casa de Sifuentes, fueron interceptados por policías preventivos.

Según su relato, en el patio de visitas del Reclusorio Norte, ninguno de los dos opuso resistencia y creían que no habría mayor problema.

Con gripa y asustados, los procesados relatan que la madrugada de su detención, una vez en la patrulla, los policías les mostraron unos espejos y los acusaron de haberlos robado, por lo cual fueron trasladados al Ministerio Público.

De acuerdo con su versión, ninguno de los dos sabía exactamente cuál era su situación jurídica. Incluso, recuerdan, estaban de buen ánimo, pues creían que la acusación no era tan grave. Pero una vez que pasaron a las galeras del Ministerio Público, el panorama se comenzó a descomponer.

"Somos personas solventes moral y económicamente, no tenemos ninguna necesidad de robar y mucho menos un auto estacionado a 10 metros de mi casa, el cual está abandonado desde hace meses", expresa Sifuentes, el joven de 30 años de edad, becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

Al momento de su detención, el autor de los libros Perro de Luz y Pilotos Infernales traía 200 pesos en efectivo y tarjetas de débito.

"Pensamos que por andar de borrachos esa noche la pasaríamos en el Ministerio Público, pero nunca nos imaginamos llegar hasta el reclusorio, y mucho menos vivir lo que hemos pasado en estos días, como dormir en el suelo sobre cartones", comenta a su vez León, de 29 años, quien es jefe de departamento de difusión de la revista Tierra Adentro, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Aunque los escritores se dicen inocentes, el Secretario de Seguridad Pública, Marcelo Ebrard, asegura que de acuerdo con los policías que hicieron la detención, fueron detenidos en flagrancia, es decir, en posesión de los espejos presuntamente robados.

"Estamos revisando lo que ha acontecido, la disposición de ley es que estos individuos estaban involucrados en una situación de robo de autopartes y la ley prevé una sanción. Todavía está el proceso y vamos a revisar todo porque ellos argumentan que presentaron tres testigos que dicen que sí estaban ahí, (pero) no los exculpan claramente.

"Vamos a revisar para que no haya ningún abuso. Si tú tienes un espejo retrovisor que pertenece a un vehículo, es robo de autopartes", indicó Ebrard el miércoles.

León asegura que durante un careo con los policías que los detuvieron, uno se atrevió a señalar que ya lo había detenido varias ocasiones con droga, pero afirman que ninguno de los dos autores tiene antecedentes penales.

Ambos sienten que su detención y encarcelamiento son injustos y arbitrarios.

"Exhibimos estados de cuenta bancarios, recibos de nómina, cartas de recomendación, somos personas que tenemos estabilidad económica y que no robaríamos una autoparte para seguir bebiendo como argumentaron los policías que nos detuvieron", dice Sifuentes, quien goza de una beca del Programa Jóvenes Creadores en el Fonca, en la especialidad de cuento, y labora en una agencia de publicidad internacional.

De acuerdo con la causa penal 41/04 radicada en el Juzgado 42 Penal, a los inculpados se les acusa de robo agravado, por cuya imputación recibieron auto de formal prisión. Este delito no permite la libertad bajo caución, por lo cual enfrentarán el proceso penal en prisión.

En la zona de ingreso del Reclusorio Norte, los acusados vivieron una experiencia difícil. Al cruzar el "Laberinto", como son conocidos los túneles que comunican los Juzgados con el penal, platican, se les aparecen los nahuales -internos que se dedican a asaltar-, de quienes sus zapatos se salvaron por estar ligeramente rotos, no así su tarjeta telefónica y sus cobijas.

"Yo nunca había sido asaltado, hasta que entré al reclusorio", expresa Sifuentes, quien junto con León, por disposición de las autoridades del penal, fue trasladado ya al dormitorio 2, dada su situación de vulnerabilidad.

"Aquí ya no se burlan de nosotros cuando nos ven leyendo ni nos molestan por hacerlo, como en la Zona de Ingreso, donde nos decían que deja más dinero robar celulares que ser escritor", comenta Sifuentes, cuyo libro favorito es Soy Leyenda, de Richard Matheson, el cual, paradójicamente, narra la historia de un hombre que está solo en una tierra de vampiros.