lunes, febrero 23, 2004

Como era de esperarse...

El simio habló y habló fuerte. Uy, estoy que me cago del miedo nomás de leerlo.

¿Para qué discutimos si lo podemos arreglar a madrazos?

Déjate venir para acá, si eres tan cabrón, changuito, que acá te espera tu banana.