viernes, febrero 27, 2004

Caso Sifuentes-León en los medios ayer

Epigmenio León y Gerardo Sifuentes fueron acusados por el presunto robo de espejos de automóvil; están en el Reclusorio Norte

Samuel Mesinas
El Universal
Jueves 26 de febrero de 2004


El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes proporcionará auxilio jurídico para aclarar los hechos que llevaron a dos escritores, Epigmenio León Martínez y Gerardo Sifuentes Marín de 29 y 30 años de edad respectivamente, a ser acusados de robo agravado y trasladados al Reclusorio Norte, donde se encuentran recluidos desde el vienes 13 de febrero.

Sorprendido por la noticia, Enrique Romo, director general del programa Tierra Adentro y jefe directo de Epigmenio León, asegura la inocencia de los literatos. "Más de dos años de colaborar con ellos me da la certeza de que son gente creadora, íntegra, responsable, por eso seguramente los acusan de una total falsedad".

"Estoy indignado, no pueden castigarlos por un delito del cual no tienen necesidad y no se dedican a eso. Creo que la locura de los policías llegó demasiado lejos", dijo vía telefónica.

Los detenidos están sujetos a proceso en el Juzgado 42 por el hurto de un par de espejos de automóvil. La juez Julia Ortiz Leandro les dictó auto de formal prisión desde el pasado 20 por el cual tendrán que estar encarcelados hasta que finalicen las diligencias y la presentación de pruebas, donde la única parte acusadora son el par de uniformados de Seguridad Pública que les detuvo a las afueras del domicilio de Sifuentes, en la colonia Roma.

Epigmenio León, quien es comunicólogo egresado de la UNAM, traductor de alemán y jurado en algunos concursos literarios, es funcionario del Conaculta en el departamento de Difusión y Promoción de la revista literaria Tierra Adentro .

En tanto que Gerardo Sifuentes es ingeniero industrial por el Instituto Tecnológico de Puebla, y actualmente es becario del programa Jóvenes Creadores del Fonca.

Su obra ha sido incluida en diversas antologías de cuento y se ha hecho acreedor al Premio Nacional Kalpa-UAM de Cuento de Ciencia Ficción en 1998, y al Premio Internacional de Cuento Phillip K. Dick de la Universidad de Santiago de Compostela, España 1998.

Enrique Romo informó que por disposición de Sari Bermúdez, presidenta del Conaculta, el jurídico de la dependencia les proporcionará auxilio legal para aclarar los hechos.

Dijo que como director de Tierra Adentro, es lamentable que se hable de limpiar la ciudad de delincuentes "y de repente gente que no tiene nada que ver sea encarcelada".

Externó su deseo de que los escritores estén libres "y que las autoridades pongan atención en este evidente abuso de autoridad. Como ciudadano vemos cómo se está descomponiendo la ciudad y de verdad es alarmante".
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Ebrard concentra a toda la policía del sector Roma
por Raúl García Araujo


Por una presunta detención arbitraria y fabricación de delitos, el secretario de Seguridad Pública local, Marcelo Ebrard Casaubón, concentró ayer en sus oficinas a todo el personal del sector Roma, a cargo del segundo inspector, José Carbajal Cruz, para tratar los casos de los jóvenes escritores Gerardo Sifuentes Marín y Epigmenio León Martínez, detenidos de manera arbitraria el pasado 12 de febrero.

A primera hora de ayer, los uniformados comenzaron a concentrarse en el piso 12 del edificio sede de la SSP, de la calle Liverpool. Ninguno de los policía salió de allí en todo el día, por lo que la vigilancia de la colonia Roma estuvo a cargo de efectivos del Agrupamiento de Granaderos y del Grupo Especial Metropolitano.

Ebrard llamó a todo el personal molesto por las detenciones de los intelectuales, aunque la autoridades no quisieron informar ayer sobre los resultados de la concentración de los policías.

El 12 de febrero Gerardo Sifuentes Marín, escritor y becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), y Epigmenio León Martínez, escritor y jefe del departamento de difusión de Tierra Adentro, fueron detenidos cuando regresaban a su domicilio ubicado en la colonia Roma.

Los policías preventivos del Distrito Federal, les detectaron aliento alcohólico, y los presentaron ante la Agencia del Ministerio Público por la falta administrativa.

Pero ya en el Ministerio Público, los oficiales de la SSP los acusaron de haberse robado dos espejos retrovisores. Ante este delito, las autoridades de la Procuraduría capitalina consignaron ante el Juzgado 42 del Reclusorio Norte a Gerardo y Epigmenio por el delito de robo agravado y del que, según el nuevo Código Penal del DF, no existe libertad bajo fianza.

El viernes 20, la jueza Julia Ortiz Leandro, les dictó auto de formal prisión, por lo que permanecen recluidos en el Reclusorio Norte.
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Fecha: Fri, 27 Feb 2004 05:46:03 +0100
De: Mauricio-José Schwarz
Articulo en Ciberoamérica

México: La impartición de justicia
por Mauricio-José Schwarz


Primero, un boletín de prensa emitido por los amigos y colegas escritores
de dos afectados por una nueva expresión de la forma en que sigue
impartiéndose injusticia en México:

"México, D.F. a 20 de febrero de 2004.

El 12 de febrero de 2004, aproximadamente a las 03:00 horas, Gerardo
Sifuentes Marín, (30 años, escritor y becario del Fondo Nacional para la
Cultura y las Artes FONCA), y Epigmenio León Martínez, (29 años, escritor y
funcionario de CONACULTA), fueron detenidos por dos elementos de la policía
preventiva del D.F. La detención ocurrió en la calle de Tehuantepec,
colonia Roma, entre las calles de Acayucan y Ures, a diez metros del
domicilio de Gerardo Sifuentes. En el Ministerio Público No. 3 de la
Delegación Cuauhtémoc, se les acusó de robar un par de espejos de
automóvil, según consta en la averiguación previa CUH-7T2/240/04-02.

El viernes 13 fueron trasladados al Reclusorio Norte, aproximadamente a las
22:00 horas. El día de hoy, viernes 20 de febrero, la Juez Julia Ortiz
Leandro del juzgado 42 del Reclusorio Norte, les dictó auto de formal
prisión, por robo agravado.

El único elemento en su contra es la declaración de los dos policías que
los detuvieron, quienes alegan haberlos capturado en flagrancia. Sin
embargo, por un lado, existe un informe pericial que no aporta ninguna
evidencia que sustente las declaraciones de los agentes policiacos; por el
otro lado, las declaraciones de los testigos invalidan la versión de los
agentes. Todo lo cual indica que los detenidos son inocentes.

Epigmenio León es comunicólogo egresado de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la UNAM, participó en la organización de la Feria
Internacional del Libro Infantil y Juvenil de 1996 a 1999, fue guionista
del programa radial Circo, maroma y libros, producido por el CONACULTA y
actualmente se desempeña como Jefe del Departamento de Difusión de la
revista Tierra Adentro, donde ha publicado diversos artículos. Es traductor
del alemán y se ha desempeñado como jurado en varios concursos literarios.

Gerardo Sifuentes es ingeniero electrónico industrial, titulado por el
Instituto Tecnológico de Puebla. Ha obtenido diversos premios
internacionales y nacionales de narrativa. Ha publicado los libros Perro de
luz y Pilotos infernales. Actualmente, es becario del Programa Jóvenes
Creadores, en el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, en la
especialidad de cuento y se desempeña como redactor creativo, en la agencia
de publicidad Interbrand Internacional.

Por todo lo anterior, este hecho significa el encarcelamiento injusta y
arbitraria de dos destacados miembros de la comunidad intelectual".

Hasta aquí los hechos.

Es constante la denuncia de que las cárceles mexicanas están llenas de
inocentes. Inocentes acusados por polícías corruptos o incapaces, cuando no
policías delincuentes que cubren sus propios crímenes endosándoselos al
primero que se encuentran por la calle.

Ni la derecha del PAN, ni la izquierda del PRD, ni eso que se llama PRI han
podido incidir notablemente en la seguridad ciudadana, la impartición de
justicia, la profesionalidad de los jueces ni la forma en que los
ciudadanos vagamos por el país predestinados a la posición de víctimas.

Acciones que podrían parecer inteligentes, como premiar a los policías
preventivos por las detenciones (al parecer con tres mil pesos) para que
así, siendo eficientes, incrementen sus escasos salarios, han resultado
contraproducentes: en este caso, los dos policías detuvieron a los primeros
que vieron, a dos hombres jóvenes saliendo de casa de uno de ellos, por
dinero.

Por otra parte, tenemos a una jueza capaz de creerle a pie juntillas a dos
policías movidos por la codicia (o la necesidad, aunque la mayoría de los
necesitados ni roban ni destrozan la vida de otros) y darle a la palabra de
estos uniformados más peso que a la palabra de dos ciudadanos cuya
circunstancia (empleados, becarios, personajes públicos) hace altamente
poco probable que se ocupen del robo de espejos, menos aún a escasos metros
de sus hogares, en los barrios donde todos los conocen. Y menos peso aún da
a la palabra de los testigos del hecho, o a la falta de pruebas, y procede
a condenar a prisión (porque no otra cosa es la prisión preventiva, por
mucho que en un futuro pudieran ser declarados inocentes) a dos mexicanos
cuyo delito fue estar en un sitio cuando pasaron dos policías.

Este caso es escandaloso por todo concepto, y amerita que la judicatura del
DF intervenga, pero, sobre todo, es otra oportunidad para destacar que, en
la medida en que la ley y la justicia se mantengan rehenes de un sistema
policiaco y judicial obsoleto y profundamente contaminado por la
corrupción, la ineficiencia, la desidia y la deshumanización, México no
podrá avanzar en ningún aspecto.

Los mexicanos necesitan estar seguros de que no serán molestados por los
delincuentes, pero que tampoco lo serán por los policías y los jueces que,
por otra parte, son ineficaces ante los verdaderos delincuentes.

Mientras que nuestros gobiernos no promuevan ese cambio fundamental, esa
limpieza de cloacas cuyo hedor ya se percibe fuera de las fronteras del
país (al menos en casos tan clamorosos como el de las mujeres asesinadas y
desaparecidas en Ciudad Juárez) en beneficio de los ciudadanos comunes y
corrientes empeñados en la superviviencia cotidiana, las afirmaciones y
promesas de cambio serán inevitablemente, siempre, tan mendaces como las
que nos hizo el PRI mientras promovía la putrefacción profunda de las
instituciones esenciales de seguridad ciudadana del país.

Y, sobre todo, seguirá viva la angustiosa certeza de que nadie,
absolutamente nadie está a salvo.