sábado, enero 03, 2004

De insomnios y otras yerbas

Pues nada, que ayer fui al cine con Cat a ver, obviamente, The Cat in the Hat, en la que lo único rescatable es la actuación de Mike Myers. William Baldwin está hecho un cerdo y a Kelly Preston apenas se le veían las teclas. Los niños eran más simpáticos que una cerveza caliente. Además nos tocó doblada (digo, la versión; uff, por poco y me autoalbureo).

Luego fuimos a tomarnos un café a la tienda de raya, digo, a un Sangrons (Cat trabaja en una de las tantas empresas de Mr. Slim) y platicamos como tres horas. Me tomé no sé cuantas tazas de café y no pude dormir, hasta las 4 de la mañana.

En tanto, traté de seguir leyendo la biografía de Truman Capote, que espero terminar en estos días, pero seguí pensando en mucho de lo que platiqué con Cat acerca de por qué me asalta tanta angustia y ansiedad. Creo que fue bueno hablar con ella, que es una de mis mejores amigas: nombrar y hacer explícitas muchas cosas que hasta ese momento sólo había pensado pero no había hablado con nadie.

Le conté un par de historias sobre mi vida que ella no conocía, pues empezamos a hablar acerca de cómo funciona la memoria y que los géneros narrativos no son más que una ilusión, pues la memoria funciona a saltos y fragmentariamente, casi nunca linealmente. La literatura y el cine es un acto de soberbia que quiere dar sentido a lo que no lo tiene, es decir, a la vida. Siempre se narra desde el recuerdo, incluso cuando se narra algo imaginario. El futuro es la mayor ficción de todas. Las acciones futuras se cuentan también desde el pasado, pues primero tienes que imaginarlas para poder narrarlas.

Habría que escribir una novela que verdaderamente refleje la forma en que actúa la memoria. Ya sé: Proust ya lo hizo, pero en realidad así no funciona la memoria, no es ese torrente narrativo. Tampoco lo hizo Joyce: debajo de la aparente anarquía de su discurso narrativo está una estructura rígida y determinada. Una novela que verdaderamente no vaya hacia ningún lado, como la vida misma. O mejor: que el lector le encuentre su propio sentido, como a su vida misma.

Carajo, el insomnio me hace pensar puras mafufadas.