martes, diciembre 23, 2003

Back in business... again

Como mi buen amigo Edgar (quizá el único lector que tienen mis blogs) ya me ha reclamado varias veces que no me he dejado leer por acá, y aprovechando que estoy de vacaciones (es un decir) como todo mundo, pues los trataré de poner al tanto de cómo ha estado mi pura y simple vida.

1. Técnicamente, me quedé sin chamba fija desde el 11 de diciembre, día que aprovecharon para hacer la comida de fin de año y anunciar al nuevo coordinador. A todos los directores les pidieron la renuncia, as usual, menos a mi jefe, lo cual no sé si interpretarlo como bueno o como malo, pues no sabremos qué onda con nuestra situación sino hasta que regresemos de vacaciones el 5 de enero. Como no puedo estar dependiendo de lo que quieran o decidan otras personas, pues me puse en movimiento para asegurar algunas chambas y soportar la cuesta de enero. Por lo menos, aparecieron dos artículos míos en sendas revistas y podré cobrarlos en empezando el año.

2. Estoy decidido a recomenzar mi trabajo de colaborador en revistas y suplementos, que desde que entré a la UNAM, descuidé bastante. Estos días deberé ponerme al corriente con mis lecturas y planear los cursos que daré el próximo año: un módulo sobre reseña literaria en el CENART al cual me recomendó Hugo Gutiérrez Vega, para marzo, y un nuevo curso sobre "arte y cultura para personas ocupadas" que daré en la UVM y Ad Hoc con Samperio, y espero empezar en enero o febrero. En tanto, a leer como loco.

3. Como ya tenía un chingo que no iba al cine me di un atracón de 6 películas (sí, querido público, seis filmes), en dos días, además de la obligatoria tercera parte de El señor de los anillos. Paso a reseñar en una frase o dos, cada peli, como dicen los gachupas:

* Ladies' night: desperdicio total de recursos: bien filmada, buenos efectos y hasta actuaciones, pero la idea y el guión no dejan de ser una verdadera y soberana mamada. Se me imaginó que querían hacer una especie de Y tu mamá también, pero con chavas, pero ni sucede nada entre ellas (una escena lésbica entre las Anas, Talancón y De La Reguera, hubiera sido de escándalo, pero no; al parecer a la directora y la guionista les ganó el pudor; vamos, ni las tetas se atreven a enseñar, para acabar pronto). Con todo, parece que será la película nacional taquillera del año, pues resume algunas de las más caras fantasías ocultas de buena parte de nuestras bienpensantes professional little women de clase media acomodada. (Conste que escribo esto sabiendo que me podrían mentar la madre algunas lectoras, pero eso es lo que pienso).

* Mystic river: El buen Humberto Pérez Mortera me había puesto sobre aviso acerca de esta película: "Es una chingonería". Y tuvo razón. Es a lo que debería aspirar todo narrador (cinesta o novelista, no importa): contar una historia de la manera más sencilla, pero también de la manera más atractiva. Algo que deberían aprenderle al good ol' Clint Eastwood, el González Iñárritu y el Memo Arriaga, que de tanto "rizarle el rizo" a sus 21 gramos la hicieron infumable. Hasta el Sean Penn parece otro actor. Lógico: apenas es la segunda de los mexicanos y Harry el Sucio ya va de regreso. Más sabe el diablo por viejo...

* Stuck on you: otra película de los Farrelly Brothers. Ahora contienen un poco su ánimo escatológico y les sale (a lo mejor hasta inintencionalmente) una entretenida historia sobre la codependencia de las parejas, en este caso, dos hermanos siameses, pero que se podría aplicar a cualquier relación humana. Sigo pensando que Matt Damon está sobrevaluado y que Greg Kinnear está para cosas más interesantes.

* Love actually: Clásica película navideña sobre la misma cantaleta de siempre: "all you need is love", desde el primer ministro británico (encarnado por Hugh Grant: un pescado congelado tiene más gracia que él) hasta un niñito de once años. Con un elenco multitudinario de estrellas inglesas y como 14 historias diferentes, es entretenida, y si andan con ánimo melcochoso (señor juez: confieso que yo sí lloré al final, pero apelo a su conmiseración: son cosas de la edad) o si quieren quedar bien con la novia en estas fechas, véanla. (No pierdan de vista a ese bombón que es Martine McCutcheon, la secre del prime minister: quiero y merezco).

* Spider: Extraña película del extraño David Cronenberg: nada de tecnología, nada de efectos especiales: simple y sencillamente el descenso al infierno de una mente enloquecida. Se trata de esos filmes de "actor", es decir, donde todo se sostiene por la maestría histriónica de Ralph Fiennes.

* Kill Bill. Volume I: ¿Es Tarantino un genio o un idiota? ¿O las dos cosas? Lo cierto es que las dos horas y cacho de cinta se pasan como el agua. ¡Qué importa que apenas haya trama y que plantee soluciones descabelladas! ¡Es una película de "karatazos" (como se decía antes)! Me hizo recordar mis tardes de cine en el Pedro Infante 2000 luego de la secundaria. Por cierto: Uma Thurman es bellísima, tiene las manos larguísimas y los dedos gordos del pie más horribles de la historia (exactamente "gordos-flacos", como la Queta Johnson de José Agustín en De perfil)

* Lord of the rings: the return of the king: ¿Qué más se puede decir que no se haya dicho ya? Con esta trilogía, Peter Jackson ha lanzado al cine a una nueva etapa, donde se consolida como un arte verdaderamente autónomo, ya no subsidiario de otras disciplinas (lo cual no deja de ser paradójico: está basada en una obra literaria). Yo le llamaría: el cine como genuino arte visual. Se trata de verdaderos cuadros vivientes. Por lo demás, la historia de Tolkien me sigue pareciendo una verdadera obra maestra, una tragedia griega de nuestros tiempos, para las nuevas generaciones. Olvídense de pendejaditas de Matrixes y Star Wars: todo está ahí, en la epopeya de Frodo.

4. Retrasado mental como soy, el otro día estaba mirando libros en un Sanborns y mis ojos cayeron en la portada de La rebelión de Lucifer, de J. J. Benítez. Como estaba cerrado, no lo pude hojear y sólo leí la cuarta de forros. Decidí comprarlo pues pensé que podría resultar interesante para mi colección de libros sobre satanismo. De todas formas, me acordaba que el tal Benítez había escrito Caballo de Troya, un mamotreto que nunca terminé de leer sobre un astronauta (o algo así) que viaja en el tiempo a la época de Jesús de Nazareth. Total, que resulta que La rebelión de Lucifer es una "novela" sobre una sociedad secreta que espera el advenimiento de una especie de "planetoide" que chocará con la Tierra y todo eso tiene que ver con el juicio de Lucifer... En fin, no pude pasar del tercer capítulo, aunque por disciplina quise terminarlo, pero está tan mal escrito y contiene tantas estupideces sin sentido que no pude y no pude. Lo dejé por la paz. En Internet investigué que la gran mayoría de las ideas mafufas de Benítez se las ha fusilado de El libro de Urantia, un mamotreto pseudometafísico que nadie sabie quién escribió. Pero Benítez es tan imbécil que trata de disfrazar su plagio cambiando los nombres de las cosas y entonces a la Tierra (que es la Urantia del libro original) le llama IURANCHA, así, con mayúsculas, (¡háganme el pinche y recabrón favor! Ya me imagino a los extraterrestres celestiales refiriéndose a IURANCHA con acento gachupín, ¡jolínes!). Lo que me da más coraje es que son ese tipo de estupideces las que se venden a carretadas. Según esto, el Benítez ha vendido más de 9 millones de libros en el emundo. ¿Cómo es posible que Editorial Planeta publique esas idioteces? Ah, bueno, ya entiendo: es por el dinero. Entonces no hay mucha diferencia entre una tienda de abarrotes y una editorial.

5. Regresó L. de Vancouver. Ya la creía perdida, pero regresó. No sé qué vaya a pasar, pero ya no quiero hacerme ilusiones de ningún tipo. Mejor, voy a dejar que las cosas sucedan y si no suceden, pues ni modo, ya no estoy dispuesto a darme en la madre de nuevo, por ella ni por nadie.