Mensaje en una botella...
Ayer, finalmente, le compré tarjeta a mi celular y pude escuchar los mensajes que me han dejado desde que lo compré. Había uno de M, como a las 3 de la mañana del sábado. Pienso que a lo mejor sonó su teléfono y oprimió el botón equivocado y volvió a marcar mi número y entonces, como estaba dormida, creyó que yo le había hablado. Se oía entre somnolienta y ebria, con una vocecita suplicante. Al final, lanzó una maldición y colgó.
Carajo, no sé qué hacer.
Carajo, no sé qué hacer.
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