miércoles, septiembre 17, 2003

News from the future passed... again

Lo bueno de esta onda del blog es que me está estimulando a escribir con cierta compulsión. Es un poco como ir al terapeuta y contarle tus sueños. Mi amigo y analista el doctor Jorge Chinaski me decía que cuando estás en terapia en realidad te acuerdas de los sueños para contárselos al analista. Así yo ahora. Pienso en escribir para ponerlo aquí.

Retomo la onda desde el lunes.

Finalmente no fui a la Universidad a dar clases. Hablé a la coordinación para ver si había alguien a las 12 del día y nada, al conmutador y nada, a la academia y nada; bueno, con decirles que ni en la rectoría contestaban. Conclusión: no hay clases y las maté arteramente. Ya veré en la quincena si no se cobran a lo chino.

Entonces decidí hablarle a W. (cuyo nombre ni siquiera empieza con esa letra, pero es mejor ocultar su identidad hasta nuevo aviso). Quedamos de vernos en un café de la Fondesa, donde vive. Me trajo recuerdos de mi segunda juventud, sobre todo al pasar frente a La Garufa y cruzar por la calle de Atlixco (El asesino siempre regresa al lugar del crimen, es una de mis divisas).

W. llegó radiante, con una blusita verde olivo y una pantalón de pana café, que la hacían verse muy bien. Un rostro sin maquillaje y su mirada verde como una infusión de hierbas. Platicamos un rato, pero entonces llegó su amiga Y. (que tampoco se llama así, pero ya saben). W. me la quería presentar porque creía que me iba a interesar, pero la verdad es que no. A lo mejor es buena persona, pero creo que tampoco yo le atraje. Con decirles que todo el tiempo me estuvo hablando de "usted" (no hay mejor manera de mantener a raya a alguien que hablándole de usted: no le faltas el respeto y al mismo tiempo le dices: "ni creas que vamos a intimar").

Total, lo más interesante es que un amigo de ambas se acercó a leernos el tarot zen, que yo ya había visto hace años, cuando Carla del Castillo (una diseñadora buenísima --de cuerpo, no de talento-- que trabajaba conmigo y que ahora debe estar entrenando delfines en Xcaret) andaba traduciendo el instructivo para tirar las cartas.

El tarot me dijo que yo soy el creador y que debo buscar las respuestas en mí mismo, dentro de mí, y que necesito tomarme las cosas con calma, buscar el ocio creativo, para poder crear.

Luego pasé al Seven 11 a comprar una botella de Appleton y me fui a la casa de Cascante, a festejar ahí el Grito. La reunión estuvo bien, no jugamos dominó y tampoco fumé nada tóxico, pero bebimos, platicamos y bailamos. Yo terminé dormido en el sillón y el martes a las nueve de la mañana me fui a la casa. Dormí un par de horas más. A las dos de la tarde me levante con las anginas aún más inflamadas y me tuve que inyectar. Me puse a darle a la chamba que tenía pendiente. Terminé a la una de la mañana y me dormí en paz.

En la mañana me encontré con la noticia de que no había agua porque están reparando el tinaco. Tres días durará el proceso. Lo bueno es que con esto de las anginas me hará bien no mojarme aunque como ya tengo el cabello algo largo su aspecto da mucho que desear.

En el taller de la mañana apenas fueron tres alumnas y llegaron tarde. Les leí el cuento de "La educación del perro", del maestro Gerardo de la Torre, para explicarles la teoría hemigwayeana del iceberg.

Llegué a la una y media a la chamba y me puse a darle a las correcciones de las tarjetas que mi jefe ya había revisado. Salí a comer en chinga y regresé a terminar la onda. Y aquí estoy.