viernes, enero 23, 2004

A'i se ven en el espejo

He decidido regresar al silencio de mis libretas y cuadernos de notas.

El exhibicionismo cibernético y el table dance literario sin cobrar boleto no son lo mío. Demasiada inversión de tiempo, esfuerzo y materia gris, que prefiero dedicar a La Obra.

Si alguien quiere leer lo que escriba sobre mi vida secreta y privada tendrá que esperarse a que muera y se publiquen las ediciones anotadas y expurgadas de mis diarios y cuadernos.

Mantendré el otro blog para la vida pública, dar noticias, hacer promoción y, de repente, compartir algún comentario, pero nada más.

A mis amigos escritores y no escritores los seguiré leyendo en sus blogs, y también a algunos otros a los que no conozco en persona, pero cuyos blogs siempre me han resultado una lectura enriquecedora y disfrutable.

Los demás (ellos saben a quiénes me refiero) pueden seguir haciéndose ilusiones de que sus neuróticas compulsiones blogorréicas tienen algún interés para alguien más que no sean sus complacientes cuates de la decadente garita con aspiraciones de metrópoli donde embarran su patética existencia. Yo paso.

Nada se pierde, todos ganamos.

lunes, enero 19, 2004

Mal empieza la semana a quien ahorcan en lunes...

Me pagaron hoy un cheque (que me debían haber pagado desde el viernes) con una leyenda pendeja: "Para depósito en cuenta del beneficiario", lo que en lenguaje pendejo-bancario quiere decir: "Ya te jodiste, imbécil, porque el dinero que ya te ganaste con el sudor de tu teclado lo vas a cobrar hasta mañana, si no es que cometemos alguna pendejada y se cae el sistema y entonces lo cobrarás hasta pasado mañana, si bien te va".

Me avisan que debido que nadie se ha inscrito, el inicio de mis talleres de escritura creativa se correrá hasta la semana próxima. ¿Qué les pasa? ¿Quieren que los vaya a traer de las verijas o qué?

Se me olvidó corregir una puta tesis que tengo que entregar mañana, tengo que escribir tres artículos para entregar esta semana, Paty me invitó a comer porque quiere hablar conmigo de los cambios en su oficina, el Trini quiere platicar conmigo en la noche sobre sus proyectos en los próximos meses, tengo que mandar las calificaciones de mis alumnos, no fui a la universidad a ver lo de las inscripciones a mis cursos, A. quiere que le enseñe cómo conectarse a Internet, no he podido comunicarme con L., me encabrona que me duela la garganta...

¡Carajo! ¿Y yo a quién recurro?

sábado, enero 17, 2004

Parte de guerra I

La bronca de utilizar el blog como una bitácora (o cuaderno virtual) es que a veces no le da a uno tiempo de mantenerlo con la debida continuidad. Así que tendré que apelar a la comprensión de los dos lectores que tiene este espacio, ya que rendiré un informe de lo sucedido en la semana conforme me vaya dando mi soberana y dictatorial gana (ni modo).

Ayer.

Hubo fiesta. Despedida de compañeras de oficina. Como se pidió que cada quien llevara el pomo que se fuera a tomar, yo llevé dos de vino tinto y un cartoncito de cerveza Casta (la mejor cerveza del mundo), A. llevó otro cartón, así que me las tuve que tomar todas. No tomé vino porque no le quería mezclar (en Navidad me puse mal del estómago y vomité por andarle mezclando con cerveza, vino tinto y ron; háganme el refavrón cabor). Pero como no he dormido bien en la semana, como a las dos de la mañana caí jetón en uno de los sillones de la sala. Entre sueños oí que algunos se traían un desmadrito y todos se fueron como a las seis y media. Yo me salí a las ocho de la mañana y me jetié hasta ahorita que escribo esto.

Antier.

Fui al Fondo de Cultura Económica, hasta el Ajusco, a dejarle al Alacrán Arriaga ejemplares de las revistas y suplementos donde me publicaron cuentos durante el 2003 (La Jornada Semanal, Arena y La Risa de la Hiena; nada mal para un escritor inédito aún. Por cierto: ya se puede ver la portada de mi primer libro en la página de PlanC Editores, ahora nomás falta tenerlo en mis manos), a fin de que los tome en cuenta en la edición de Los mejores cuentos mexicanos del año, que publica Editorial Planeta/Joaquín Mortiz, y cuya selección le tocó ahora a Eduardo Antonio Parra (a quien no me han presentado, aunque sí lo conozco nomás de vista). Nomás por puritita probabilidad tendría que figurar un cuento mío, pero ya veremos.

El buen Alacrán, además, me presentó con Victor Manuel Torres, jefe de prensa del FCE, quien me dio la nueva edición de los cuentos completos de Juan García Ponce, que es el primer volumen de sus obras reunidas: edición a todo lujo, en gran formato, a lo mejor JGP sí la alcanzó a ver en vida, a lo mejor no.

Antes de antier.

Comí con L. en El Péndulo de La Condesa. Bellísima, llegó tarde, pero no importó. La disfruté durante casi tres horas. Dejó que la chuleara y le besara la mano. Soy un pendejo romántico irremediable. Verónica me regañó cuando le conté, pero ni modo. Todos estos días me la he pasado pensando nada más en ella. Dice Truman Capote que si deseas algo con el sufienciente ardor lo consigues sea lo que sea, pero hay que desearlo en verdad y concentrarse en eso las 24 horas del día. Si lo haces lo consigues. Yo deseo a L. desde hace casi 19 años, quizá no la he conseguido porque no la he deseado lo suficiente, pero ahora sí. La deseo con toda el alma. Es la mujer que deseo para mí, ya, sin ningún tipo de duda. Tendré entonces que concentrarme en ello.

De ahí me fui al Milenio Diario, a entrevistarme con el Cartujo, José Luis Martínez, para ver la posibilidad de colaborar en el suplemento del periódico. Me encargó un ensayo sobre la prosa de Gilberto Owen. Afortunadamente desde hace años he leído muchas cosas sobre los Contemporáneos (el primero que me atrajo fue Jorge Cuesta), así que sólo será cuestión de releer para refrescar la memoria y a darle. Curioso que últimamente me encarguen cosas sobre ellos: ya salió algo sobre Villaurrutia, tengo que entregar otro sobre Novo en El Correo del Maestro y ahora lo de Owen.

A inicios de semana.

Me pasé la noche en casa de A. Parece que la telenovela en que se había convertido su vida ha llegado a su fin. Lloramos, bebimos vino, nos consolamos. Después de tantas broncas, creo que nos llevamos mejor como buenos amigos.

El día de ahoy

En fin, mucho que leer y escribir, y yo con demasiado sueño. Tengo que administrar mejor mi tiempo para cumplir con todo.

jueves, enero 15, 2004

Cucamonga strikes back...

"No me malinterpretes, quiero mucho a mi familia... pero simplemente no la soporto".

Chabacanas palabras de Ricardo Cucamonga

sábado, enero 10, 2004

Bienvenidos a la blogósfera

Pues nada, que resulta que dos buenos y jóvenes amigos míos decidieron entrar de lleno a la blogósfera con sendos weblogs: la inquieta Ada, alias The Pixie (en Marshmallow) y el Oso Escamilla (en su Otra cueva).

Se trata de dos talentosos amigos que están haciendo sus pininos en esto de la escritura (una más bien poeta, el otro más narrador). Habrá que seguirles de cerca la pista. Felicidades muchachos, nos estamos leyendo en la pantalla.

En la verdadera cueva del Oso

Y sí en efecto, ayer comimos en la casa del Oso y nos aventuramos en las mismísimas entrañas de la guarida plantígrada. Como sucede con gozosa frecuencia, el Oso me invita a comer, siempre suculentamente, patrocinados por su amorosa madre. Ayer, a diferencia de otras veces, nos quedamos platicando en su guarida durante varias horas, sobre las cosas importantes de la vida: libros y viejas. A mí me da mucho gusto (y a la vez algo de nostalgia) ver la pasión con la que el Oso se está adentrando en el mundo literario. El cabrón tiene una capacidad de lectura que ya la hubiera querido yo a su edad. También hubiera querido tener tantos buenos libros como él tiene ahora. Yo, a su edad (21 años) apenas atesoraba unas cuantas docenas de volúmenes. Él va, hoy, fácilmente, por sus primeros 500 libros, si no es que más. También me emociona que es igual de ecléctico que yo, quizá hasta más, ha leído autores bien raros. El jueves por ejemplo, me regaló El procedimiento, de Harry Mulisch que en mi vida había oído mencionar.

Ayer también hice algo que no acostumbro muy a menudo: pedir libros prestados. Pero no lo pude resistir: los cuentos completos de Julio Ramón Ribeyro, un volumencito de Katherine Mansfield (más que nada por el estudio introductorio) y El maestro de Petersburgo de J. M. Coetzee, que no ahbía podido conseguir. Ahora que escribo esto pienso por qué no me gustaba pedir libros prestados. Por una parte, creo que porque casi no tengo amigos que lean tanto como yo o que tengan en su biblioteca libros o autores que no haya leído ya. Pero, por otra, quizá se debe a una sensación extraña. Siento que pedir prestado un libro es como pedir que los dejes acostarte con tu novia o tu esposa, compartir algo muy preciado. Siempre he preferido comprar los míos que andarlos pidiendo prestados. Tampoco me gusta prestarlos, quizá también porque a pocos de mis amigos les interesa leer lo que yo leo, pero sobre todo porque pocas veces me los regresan. Ya lo decía alguien: es tonto el que presta un libro pero es más tonto el que lo regresa. (Pero no te asustes, Oso: sí te voy a regresar los tuyos).

Otra cosa que me di cuenta es que, al igual que yo, el Oso tiene una relación casi sensual (sensual, dije; no sexual) con los libros: los trata con sumo cuidado, no le gusta que se le maltraten, los acomoda con esmero. Bueno, con decirles que ¡a veces no les quita el celofan conque vienen envueltos sino hasta que los va a leer! Eso ya me parece un exceso, jajaja.

Mi amiga Lety me decía que le gustaba verme buscando en las librerías porque parecía que más que leerlos me quería comer los libros, que los tomaba en mis manos y los miraba golosamente, como saboreándomelos. ¿Será? Como nunca me he topado conmigo mismo en una librería, no sabría corroborar ese aserto.

En el mero Chisme

Ayer cené con tres amigas, Paty, Pilar y Adriana. La cosa es que Pilar fue mi jefa durante casi 4 años durante mi estancia en la Gran Empresa de Telecomunicaciones (GET). Cuando renuncié, tenía una extraña relación de amor-odio con todo lo que recordara esa época. Es medio complicado, pero voy a tratar de explicarlo:

No es una cuestión con la GET en particular sino con la vida corporativo-burocrática en general. Odio la despersonalización en aras del bienestar de la organización, odio la falta de respeto para el tiempo y la vida de las personas en aras de la "eficiencia" y la "productividad", odio la desorganización y la falta de planeación, odio la hipocresía y la "grilla", odio que la gente se autoengañe pensando que su trabajo en una empresa es lo más importante de su vida y que luego se desengañen dolorosamente cuando la empresa ya no los necesita y, sin ningún remordimiento, les da una patada en el trasero.

Pero simplemente me di cuenta que existen personas a las que les gusta (o la soportan porque no les queda otra) ese tipo de vida y que hay personas a las que no. Yo me tardé casi ocho años en aceptar que esa no era la vida que quería (me tragué completito el cuento del "señor gerente"), sino ésta que estoy viviendo ahora. ¿Por qué me tardé tanto? Quizá por miedo, quizá por tarado, o por las dos cosas a la vez. Pero afortunadamente ahora sé que mi libertad y mi tiempo para leer y escribir no los cambio por nada, porque eso es lo que quiero hacer con mi vida.

Ahora, tengo buenos recuerdos específicos de ésa epoca porque ahí conocí a personas que son aún mis mejores amigos, aprendí mucho sobre la naturaleza humana (buena y mala) y me ha dado mucha materia prima literaria. Además, reconozco la suerte que tuve de trabajar con personas que, a pesar de todo, fueron generosas y me dejaron desarrollar mis capacidades y mi creatividad. Pilar, entre ellas.

En fin, platicamos, cenamos y bebimos buen vino hasta que nos corrieron del lugarejo. Pilar contó una muy buena historia sobre una mujer francesa que a los 60 años se reencuentra de pura casualidad con su gran amor de juventud en un pueblaco alejado de la mano de Dios, pero resulta que él ya está viejo y gordo, y aún casado. Una historia de amor clasíca que podría ser interesante por la vida tan ajetreada de esta mujer: era corredora de autos, fue de las primeras en usar minifalda y entrarle a la onda del topless en lugares públicos. Tendré que pedirle a Pilar que me cuente más y a lo mejor podría salir algo bueno.

Al final de la velada, Pilar me dijo: "¿Ya me perdonaste?" En realidad yo nunca estuve peleado con ella, pero creo que hacían falta los años que pasaron para que pudiéramos reencontrarnos. A mí sí me gustaría que fuéramos buenos amigos, y a lo mejor hasta algo más. Ella es una mujer muy talentosa e inteligente, pero siempre me ha parecido muy solitaria y necesitada de atención y cariño. Yo no soy precisamente Mr. Tenderness, pero me podría aplicar a ello.

Lo que sí me di cuenta es que casi no platicó sobre ella misma. Me gustaría volverla a ver, pero nomás nosotros dos, para saber qué onda con ella.

sábado, enero 03, 2004

Talleres de Escritura Creativa: Inscripciones abiertas

Ad Hoc Ingeniería Cultural invita a inscribirte en los Talleres de Escritura Creativa que impartirá el escritor y periodista Guillermo Vega Zaragoza, en los siguientes horarios:

Taller de Escritura Creativa (Principiantes)
Miércoles de 10:00 a 12:00 hrs. ó
Jueves de 18:00 a 20:00 hrs.

Duración: 16 sesiones.
Inscripciones a partir del 5 de enero de 2004.
Inician: 21 y 22 de enero de 2004, respectivamente.

Taller de Escritura Creativa (Permanente)
Jueves de 20:00 a 22:00 hrs.
Inscripciones en cualquier momento.

Cupo limitado.

Informes e inscripciones:

Coordinación de Cursos y Talleres
Ad Hoc Ingeniería Cultural

Tels./Fax: 5559 5109 y 5575 5126
Nicolas San Juan #954-13 Col. del Valle
Mexico, 03020,D.F.

Correo-e: coord_adhoc@yahoo.com.mx
Página web: www.adhocic.com.mx

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SOBRE EL TALLER DE ESCRITURA CREATIVA

La escritora Natalie Goldberg en su libro El gozo de escribir, dice que "en cierto sentido, escribir es como hacer un pastel. Podemos tener a la mano todos los ingredientes y mezclarlos, pero eso no es suficiente para hacerlo bien. Hay que añadirle el calor de nuestro corazón".

Los talleres de escritura creativa están pensados para que participen personas que siempre han tenido la inquietud de escribir, pero que no han tenido (o han tenido muy poco) contacto con el arte literario. Es decir, están dirigidos a principiantes, pero que tienen intenciones serias de incursionar en la literatura.

Por ello, este taller tiene como objetivo proporcionar al participante herramientas y consejos prácticos para escribir creativamente cualquier tipo de texto literario, mediante ejercicios y prácticas escriturales que desencadenen la creatividad y la imaginación.

En este taller:

- Aprenderás los diversos mecanismos de la creatividad, basados en la utilización de la lógica y/o de la intuición.

- Aprovecharás los diferentes elementos del lenguaje para utilizarlos como herramienta creativa en la escritura.

- Descubrirás los diversos registros de tu propia voz literaria a fin de aplicarlos en la escritura de escritos varios.

- Aprenderás los elementos que conforman la descripción como elemento de creación escritural.

- Adquirirás elementos que te permitirán narrar adecuadamente una anécdota.

- Reconocerás las diferencias y similitudes entre la creación de obras realistas y de ficción.

- Adquirirás y ejercitarás elementos de estilística literaria para aplicarlos a tus propias creaciones.

SOBRE EL PROFESOR

GUILLERMO VEGA ZARAGOZA
(México, D.F., 1967)
Escritor, periodista y profesor universitario.


Ejerce la crítica literaria y el periodismo cultural en diversas publicaciones, como los suplementos La Jornada Semanal del diario La Jornada; Arena del periódico Excélsior, y en las revistas Origina, La risa de la hiena y Farenheit, entre otras.

Ha impartido clases de comunicación, periodismo y literatura en la UNAM y diversas universidades privadas. En la actualidad coordina tres talleres de escritura creativa en el despacho Ad Hoc Ingeniería Cultural, que dirige el escritor Guillermo Samperio, así como cursos de redacción y periodismo cultural en la Universidad del Valle de México campus San Rafael.

Estudió Periodismo y Comunicación en la UNAM. Es egresado de la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM) y del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

Se inició como reportero en el diario unomásuno y fue Jefe de Información de la revista TIEMPO, fundada por el periodista y escritor Martín Luis Guzmán.

Es autor de los libros de poesía Preñar el silencio (Narrarte, 2001) y Espejo infinito (Editorial Dionisiaca, 2002; mención honorífica del Premio Nacional de Poesía Marco Antonio Montes de Oca 2001), y de Antología de lo indecible, que obtuvo mención honorífica en el Premio Nacional de Cuento Efraín Huerta 2001 que otorga el Ayuntamiento de Tampico, y publicará próximamente Plan C Editores.

Sus cuentos han parecido en diversas antologías del género, entre ellas, en dos ediciones consecutivas de la colección Los mejores cuentos mexicanos, publicadas por Editorial Planeta y Joaquín Mortiz en 2002 y 2003.

Además, obtuvo el Tercer Lugar de Poesía en el Premio Nacional de Literatura y Artes Plásticas El Búho 2001, así como mención honorífica en el género de crónica del concurso 33 de la revista Punto de Partida de la UNAM en 2002.

De insomnios y otras yerbas

Pues nada, que ayer fui al cine con Cat a ver, obviamente, The Cat in the Hat, en la que lo único rescatable es la actuación de Mike Myers. William Baldwin está hecho un cerdo y a Kelly Preston apenas se le veían las teclas. Los niños eran más simpáticos que una cerveza caliente. Además nos tocó doblada (digo, la versión; uff, por poco y me autoalbureo).

Luego fuimos a tomarnos un café a la tienda de raya, digo, a un Sangrons (Cat trabaja en una de las tantas empresas de Mr. Slim) y platicamos como tres horas. Me tomé no sé cuantas tazas de café y no pude dormir, hasta las 4 de la mañana.

En tanto, traté de seguir leyendo la biografía de Truman Capote, que espero terminar en estos días, pero seguí pensando en mucho de lo que platiqué con Cat acerca de por qué me asalta tanta angustia y ansiedad. Creo que fue bueno hablar con ella, que es una de mis mejores amigas: nombrar y hacer explícitas muchas cosas que hasta ese momento sólo había pensado pero no había hablado con nadie.

Le conté un par de historias sobre mi vida que ella no conocía, pues empezamos a hablar acerca de cómo funciona la memoria y que los géneros narrativos no son más que una ilusión, pues la memoria funciona a saltos y fragmentariamente, casi nunca linealmente. La literatura y el cine es un acto de soberbia que quiere dar sentido a lo que no lo tiene, es decir, a la vida. Siempre se narra desde el recuerdo, incluso cuando se narra algo imaginario. El futuro es la mayor ficción de todas. Las acciones futuras se cuentan también desde el pasado, pues primero tienes que imaginarlas para poder narrarlas.

Habría que escribir una novela que verdaderamente refleje la forma en que actúa la memoria. Ya sé: Proust ya lo hizo, pero en realidad así no funciona la memoria, no es ese torrente narrativo. Tampoco lo hizo Joyce: debajo de la aparente anarquía de su discurso narrativo está una estructura rígida y determinada. Una novela que verdaderamente no vaya hacia ningún lado, como la vida misma. O mejor: que el lector le encuentre su propio sentido, como a su vida misma.

Carajo, el insomnio me hace pensar puras mafufadas.

jueves, enero 01, 2004

En la madre, está temblando!!!

Pues resulta que a eso de las 5 y media estaba yo actualizando mi directorio para añadirlo a mi nueva agenda (sí, esa cosa que se usaba antes de la Palm), cuando se empezaron a menear los cuadros que tengo frente a mi escritorio. Ah, un temblorcito, pensé con mi bati-inteligencia. Pero ni máiz: la cosa se puso peor y que salgo a la sala. Mi papá estaba viendo la tele y no se había dado cuenta de que estaba temblando. Creo que se asustó más por la cara que puse, que por el movimiento en sí. Pasó el sismo y nos sentamos a ver una película, pero entonces empezó el segundo y ya ni hicimos borlote. Total, si se va a acabar el mundo, pues que se acabe.

Vivo en un quinto piso, lo que hace que cualquier temblorcito se sienta más gacho, pero nunca me había asustado tanto. Sin embargo, las impresionantes imágenes de los sismos en Irán no son para menos. ¿Qué tal que la Tierra ya se encabronó de tanta chingadera y decidió sacudirse la sarna conocida como raza humana?

En fin, bienvenidos al 2004.

Todo se acaba

Ayer no hubo nada especial en la casa. Mis papás se acostaron temprano. Mi hermano Alejandro empezó el festejo desde un día antes y se jeteó desde la tarde en el sillón de la sala, así que brindamos con rompope, comimos las uvas y a las 10 yo ya estaba en la cama. Me cae que somos bien divertidos, ¿a poco no?. Generalmente el festejo grande es en Navidad, pero ahora ya ni eso. Con la enfermedad de mi mamá no hay ganas para hacer nada.

Ayer en la mañana fui a desayunar con Ara, quien me puso al tanto de la telenovela en la que se ha convertido su vida. Estuvo hablando como tres horas. Me da tristeza que no pueda encontrar la paz, el amor y la felicidad que se merece, pero siempre se fija en puros monos bien dañados que la hacen ver su suerte, como yo comprenderé.

Mañana iré al cine con Cat a ver, desde luego, The Cat in the hat La otra noche nos la pasamos hablando por teléfono hasta las dos de la mañana. Es una amiga a toda madre.

En tanto, sigo leyendo la biografía de Capote. Hoy me pasé el día investigando y buscando información para el ensayo que quiero escribir.